LA ELECCION DE IFIGENIA, DE CORAL AGUIRRE
Eligio Coronado
Una junta de sombras es una reunión de espíritus convocados para discernir algún tema alusivo a todos ellos. Coral Aguirre (Bahía Blanca, Buenos Aires, Arg., 1938) intuye que Alfonso Reyes tiene un asunto pendiente y lo dilucida en La elección de Ifigenia*.
Ifigenia es, claro está, la Ifigenia cruel de la obra homónima (Madrid, Biblioteca Calleja, 1924) del propio Regiomontano Universal, y en la cual desarrolla el tema de que el hombre desea ejercer su libertad. De paso, ejemplifica la reciprocidad que existe entre la vida de un artista y su obra.
Los otros espíritus que componen el cuadro son también reconocidos personajes literarios. Hay tres mexicanos (Julio Torri, Genaro Estrada, Octavio Paz), dos argentinos (Victoria Ocampo, Jorge Luis Borges) y un dominicano (Pedro Henríquez Ureña).
El escenario es la biblioteca Alfonsina de cuyos volúmenes emergen los protagonistas. Cada uno, a su modo, trata de contribuir con recuerdos para que se genere la epifanía que requiere Reyes, porque éste no recuerda ciertos pasajes de su vida ni entiende otros.
El diálogo es amistoso, aunque no necesariamente afectuoso, y en ocasiones áspero, como corresponde cuando hay divergencias de opinión. Un somero recuento de algunos aspectos alfonsinos constituye la trama de este diálogo teatral, casi juego para especialistas.
La relación directa de esta obra no es con Junta de sombras, publicada por Reyes en 1949, sino con la Ifigenia cruel la cual es, en parte, autobiográfica: “Un súbito vuelco de la vida vino a descubrirme la verdadera misión redentora de la nueva Ifigenia” (edición prima, p. 93). El vuelco al que Reyes alude es la muerte de su padre en 1913, al tratar de tomar el Palacio Nacional.
La elección a que se refiere el título es el rechazo de Reyes a regresar a México dadas las circunstancias adversas que se cernían sobre su persona después de la muerte de su progenitor. Además de que prefiere la libertad para crear que encuentra en el extranjero.
Finalmente, Reyes se libera gracias a que reconoce esa elección de juventud “como un acto ético a pesar del dolor provocado” (p. 48). “había que salvarse (afirma), salvar lo mejor de mí, (…) mi escritura, (…) mis palabras, (…) salvarme a mí mismo era salvar mi condición de poeta, salirme de la guerra, (…) de las armas que matan y cambiarlas por otras” (p. 44).
La obra carece de acción, pero esto no es detrimento pues el teatro de ideas está considerado como un conflicto interno que se desarrolla en otro tipo de escenario: el mental.
Todo el desarrollo se sustenta en el diálogo, que funciona como prótesis, es decir, algo que comunica la existencia de un problema oculto, pero latente, incluso doloroso. ___________________________________________________________
· Coral Aguirre. La elección de Ifigenia. Monterrey, N.L.: Edit. UANL, 2009. 48 pp. (Ediciones del Festival Alfonsino).
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