COMO SIEMPRE, EXTRAÑÁNDOTE…
Estoy aquí, frente a ti, mirando tu retrato,
nos hemos visto tantas veces y por tanto tiempo,
que no me atrevo a negar tu amorosa presencia.
Estoy tranquila, sé que estás contento conmigo.
Te cuento, hago lo que siempre me ha gustado,
escudriñar, desentrañar mis libros, aunque quizá dirías:
“La vida es la mejor escuela, no la que refieren los libros”.
He continuado la travesía de la vida,
la enfrento día con día, pendiente de múltiples detalles,
al cuidado de los hijos, arropándome en los seres que quiero.
Logro sacar adelante los proyectos pendientes y los nuevos,
trato de fluir con la vida.
La disciplina sigue rigiendo mi vida, disfruto el ejercicio,
la buena música, la sana alimentación, nutro mi alma,
disfruto tu recuerdo.
Me arreglo como cuando lo hacía para ti,
y me decías que te sentías orgulloso de verme así.
Todavía conservo tu ropa, tus fotografías,
tus huellas están impresas en mi alma.
Me has acompañado en mis sueños,
en los días más complicados acudes a mí para apoyarme,
lo sé, porque cuando pareciera que no hay solución
las cosas avanzan por sí solas y salen adelante.
Algunas veces acudo a tu espacio, a la foto familiar,
te observo y sonrío contigo, te cuento lo sucedido,
viene a mi mente tu recuerdo, coexisten tus palabras,
las recomendaciones y el gesto final de tu partida.
Sobre la chimenea está el nicho con tus cenizas
como fue tu voluntad, sobre él, están las figuras
de un palomo y una paloma unidos por un rosario,
representan una pareja que siguen juntos
en la distancia y en el tiempo.
Quiero que sepas que tus lecciones de vida
y de preparación para la misma cuando tú no estuvieras,
las he aprovechado, sigo siendo la mujer valiente
que amaste y admiraste, que enfrenta sin temor el diario vivir.
Sabrá Dios qué pasará más adelante,
pero me siento satisfecha
por haber cumplido con los roles de amiga,
esposa, amante y compañera incondicional.
Aunque estoy sin ti, me siento bien, como tú lo hubieras deseado,
sigo usando las cosas que adquiriste pensando en mí,
gracias por todo, no deseo nada que no haya tenido contigo,
apoyo moral, diversión, deseos cumplidos, confianza, amor y fortaleza.
Tus hijos siguen tu modelo, son tu reflejo,
se acuerdan constantemente de ti,
les proporcionaste momentos inolvidables,
todo tu cariño y tu paciencia
durante el tiempo que estuviste con nosotros.
No ha sido fácil avanzar, sin embargo lo he logrado,
aunque en algunos momentos tengo retrocesos,
y cuando me siento más abatida, recuerdo tus palabras:
observa a tus hijos, ellos esperan mucho de ti…
¡Éramos una familia tan feliz! e intentamos seguir siéndolo.
Extraño tu compañía, tu presencia y tus finas atenciones,
los momentos que disfrutábamos bailando,
la dicha plena de estar juntos,
las conversaciones, ¡hasta nuestros contrapuntos…!
Construías el equilibrio de mi vida siempre acelerada
por múltiples actividades.
Aún recuerdo cuando me avisaron que quizá
ya no estarías con nosotros,
Dios quiso detener el tiempo y dejarnos vivir intensamente,
ahora continúo con la frente en alto, pago por vivir,
disfruto lo que quiero, sigo viva, me reencuentro.
Seguimos vinculados, compartir con alguien especial
toda una vida, no se puede olvidar.
Vendrán nuevas cosas y disfrutaré otros momentos,
pero tu esencia seguirá presente.
Gracias por coincidir conmigo y ser parte de mí,
sigue en tu descanso eterno, ya nos veremos más adelante…
Yo sigo aquí, como siempre, extrañándote…
Ruth Cordero Bencomo
ruthcordero1@yahoo.com
¿Desea dar su opinión?
|