Suscribete
967 9 Enero 2012

IFE: una democracia opaca
Alejandro Heredia

M
onterrey.-
No cabe duda, el discurso aquel en donde la consolidación de la democracia era un hecho sin ambages, con cada una de las acciones bien-intencionadas de la autoridad electoral, caen por su propio peso.

Es el caso que en la designación de los consejeros distritales electorales del IFE, se ha incurrido en actos irregulares tanto a la hora de fijar de manera transparente los criterios de selección de consejeros, así como una descoordinación demencial en el momento de elaborar los nombramientos.

Las designaciones, al estar guidas más por las filias y fobias de los consejeros (los encargados de ponerse de acuerdo para el nombramiento de los consejos electorales distritales), exponen en su grotesca imagen, el simulacro democrático que se vive cada 3 años.

Como bien es sabido por los periodistas especializados en la materia, el órgano ejecutivo del Instituto Federal Electoral, desde hace años viene funcionando de manera anómala.

Fiel reflejo de lo anteriormente señalado fue lo que sucedió en la designación de consejeros distritales en Nuevo León, así como la muy clara negligencia a la hora de rendir cuentas de sus acciones. Dado que al momento de solicitarles información sobre el fundamento de su decisión, así como los responsables, se escudaron en el típico (y muy folklórico) pretexto de las vacaciones decembrinas. Es pertinente mencionar que al estar dentro del periodo calificado como año electoral, las autoridades electorales, así como los magistrados de los tribunales electorales, tienen la obligación de no ausentarse de sus lugares de trabajo, cosa que fui testigo en su oportunidad, tal obligación no se cumplió a cabalidad.

De igual forma el equívoco de expedir dos oficios, donde en uno se extendía el nombramiento de consejero propietario, mientras en otro de fecha posterior, se le otorgaba el nombramiento de consejero suplente al ciudadano Efrén Vázquez Esquivel, deja al desnudo la poca eficiencia de los funcionarios electorales federales en el estado, y de la misma manera apabullante, le despoja sus derechos políticos electorales al ciudadano.

Después de 15 años de transición a la democracia, es ostensible la disfuncionalidad democrática institucional. Se han enquistado grupos de interés dentro de los órganos electorales, no solamente a nivel federal, sino en el plano estatal. Parafraseando al mejor Monsiváis, la clase social instituida por parte de los partidos políticos, también ha sentado sus reales en los organismos electorales.

Dentro del remolino electoral que se nos avecina, es de máxima importancia el pedirle a nuestros futuros gobernantes una mayor amplitud del quehacer público para los ciudadanos sin partido político, ya que es notable que los institutos políticos han venido construyendo ese marasmo de simulación, esa vergonzante alquimia de consensos.

Su nombre :
Su correo electrónico :
Sus comentarios :

 

La Quincena Nº92

La Quincena Nº92

15diario.com