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2198 28 Septiembre 2016

 



Montehell: infierno regio
Eligio Coronado

 

Monterrey.- Entre cuento, crónica y ensayo sociológico, Montehell*, de Gerson Gómez, echa un vistazo rápido al deterioro de todo tipo que irremediablemente sufre nuestra ciudad. Las historias que lo componen (músicos fara-fara, quinceañeras, víctimas del crimen organizado, divorciados, comandantes abusivos, narcomenudistas, reventoneros, etcétera) son contadas con urgencia denunciadora. Adiós a las descripciones fatigosas.

El tono coloquial y amarillista y el lenguaje jaspeado de anglicismos le dan una frescura irreverente que nos hace sentir cómplices de algo vergonzoso y a la vez novedoso: “¿Cuando camina por la calle mira de reojo al transeúnte para distinguir si tiene alguna perversa intención delictiva como robarle la cartera, la laptop, el celular o la bolsa?” (p. 69), “la leyenda dorada predice en el after la postergación de ingesta etílica en la velada. (…) Ahora cierran las barras de los bares y nos desafanamos al under, La casa de las mariposas, a seguir la party” (p. 35).

Hay visita obligada a los antros (¿porque así lo quiere Dios?): “Al pasar la puerta del Chac Mol, llevo incrustado el aroma de la fruta (…) podrida del Mesón Estrella” (p. 22), “en el Iguana. Pocos llegan hasta el fondo” (ídem.), “Giramos la mirada hacia 'El Ojos de Tizoc'” (ibídem.), “A la pareja la sacaron del bar Flamingos” (p. 23).

Las tribus urbanas pasan lista de presente: “La nación neopunk resistente a las premuras del vómito, los metaleros proclives al remolino de la fuerza, los altermundistas de la desigualdad comunal y los anarquistas resignados al relajo, se alinean y se justifican en la misma barra al momento de solicitar las caguamas” (p. 24).

Atento a la vertiginosa metamorfosis social, Gerson (Jojutla, Morelos, 1971) conoce bien su territorio: “San Pedro es cool pero también imposible con sus retenes y su cárcel municipal para los bebedores. (…) El rumbo del centro (de Monterrey): lo pueblan sitios infectos y económicos. (…) Las posibilidades de distraer el entendimiento se incrementan. (…) La zona norte siempre me ha parecido bastante peligrosa, con recovecos inexpugnables”. (p. 21.)

¿Hay futuro en esta megalópolis regiomontana?: “De repente nos fue de la chingada y para atrás los fílders. A recomponernos entre los despojos que nos dejaba la ciudad” (p. 59), “Al vasallo, al asalariado semanal o quincenal, le lavan el cerebro con las ventajas inmediatas del progreso (…): aquí somos luchones, entrones y jaladores, no se vale rajarse, sino continuar en la batalla” (p. 36).

Ironía de ironías: el desenfreno se combate con más desenfreno: “Todos los días, a la salida del jale, me dejo caer al manicomio. Así le decimos al bar. Sí, tengo casa, pero no me gusta ir, ¿para qué?” (p. 25), “Los neopunks (…) bailan, cantan, gritan y se desgañitan, luego, como si nada hubiera pasado, van por más bebida. Ése es el círculo vital del desenfreno emotivo” (p. ídem.).

* Gerson Gómez. Montehell. Saltillo, Coah., Universidad Autónoma de Coahuila , 2016. 102 pp., ilus. por Geroca. (Colec. Celosía. Escritores del Noreste.)

 

 

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