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sol2INAUGURA MUESTRA DULCE MARÍA SOLÍS

NO ME DIGAS MI VIDA, DIME MI CIELO

 

 

DULCE DE MIL COLORES

Lizbet García Rodríguez

 

Dulce María Solís Olivares tiene la inspiración a medio camino entre Cuba y México. Esta destacada artista regiomontana evoca en su obra aspectos de la mitología yoruba y la cultura cubana, al tiempo que recrea el colorido de la mexicanidad.

La pintura nació en Dulce como una necesidad de expresión, pintó mujeres sin descansar y las llamó Mimis, un término también heredado de su afinidad por Cuba, donde lo usan para referirse a la madre o alguna mujer querida.

“Mis Mimis son una forma de revelarme, deposito en ellas mis alegrías, mis dolencias, mis angustias, mi miedo, lo que quiero lograr, las disfrazo de mil personajes, siempre muy femeninas y románticas, cada una tiene su propia historia.  No son exactamente yo, pero son espejo de otras muchas mujeres que hay por la vida.”

Para su padre, el Dr. Hernán Solís Garza, Dulce María “está escribiendo sus memorias mediante cuadros personales”.

La producción creativa de Dulce es autobiográfica, por ende, al estudiar sus cuadros la exégesis de los mismos nos cuenta y rememora un viejo poema mexicano:

“Los cuadros pasados son copas vacías,/ En ellos he puesto un mucho de amor,/ Huyeron las copas y vino el olvido,/ Que vengan más cuadros copados de amor….”

La trayectoria pictórica de Dulce ha experimentado un efecto meteórico, un boom digamos, en un tiempo relativamente corto. Tras una favorable crítica en su exposición individual “Mis Mimis”, de 2007 en el Museo Industrial El Blanqueo de Santa Catarina, Dulce regresó sus mujeres al lugar donde habían nacido.

Llegar a Cuba con sus Mimis fue como regresarlas a casa, las expuso en la décimo cuarta edición de las Romerías de Mayo en la ciudad de Holguín, y aquello significó el primer paso fuera de su país.

“Mis Mimis son cubanitas, allá nacieron, esta simbología “aparente” es por muchos imperceptible, otras veces más evidente, pero siempre hay algún elemento, un fragmento de la poseía “El  Farraluque” de José Lezama Lima, los inciensos de Cosme Proenza, los colores de su bandera, el exilio, la nostalgia del tiempo pasado, altares, rezos y refranes yorubas, Eleggua, Obbatala, Yemaya, Ochun y Changó. Pero sin dudas he tenido influencia de pintores mexicanos en formas y contenido, el colorido es parte de la personalidad de mi obra, siento mucho respeto por la historia del arte en mi país y en especial por Águeda Lozano con quien tome clases de pintura en mi niñez.”

sol2Los trazos de Solís advierten una inspiración sin límites, el discurso gráfico deja entrever jugueteo, experimentación, uso de técnicas múltiples, estallido de color y un estilo irrepetible refinado sobre todo por sus propias exigencias.

Pinta disciplinadamente, aunque dispone de horarios muy cortos para hacerlo, le gusta tener varios cuadros a la vez, no pasa ni un día sin que algo venga a su memoria y lo pueda pintar.

Diseñadora gráfica por la Universidad Iberoamericana de la ciudad de México y catedrática en varias instituciones de educación superior en Monterrey, Dulce María también ha participado en las exposiciones colectivas "Sin Límites" (2006), en el Centro Cultural Fátima de San Pedro Garza García, en 2008 obtuvo Mención Honorífica por su obra "Los derechos Humanos de los Niños" expuesta en el Museo Metropolitano de Monterrey, presentó la muestra individual "Triunfo al Final de la Batalla" en la sede estatal del Partido Acción Nacional en Nuevo León y formó parte de la colectiva “Propuestas 09” en la Unidad Cultural Abasolo de la Facultad de Arquitectura de la UANL.

"Espero Curarme de ti en pocos días " fue exhibida este año en el PAN Municipal, ha sido ilustradora de la Revista Conciencia Libre en sus ediciones de abril 2008, febrero 2009 y del poemario “Menguante” de Yolanda Aguirre, publicado por la Universidad Autónoma de Nuevo León dentro de la colección “Poesía Joven”.

sol3La muestra “No me digas mi vida, dime mi cielo...” fue presentada en el Instituto de Educación Superior “José Martí” de Monterrey, donde se ofertan posgrados en coordinación con la Universidad de la Habana. El conjunto integra fotografías, pinturas, instalaciones y todo un entramado de propuestas visuales, resultantes de un arte femenino -que no feminista-, multitonal, armónico y vivencial.

Así anda Dulce María, con la inspiración a medio camino entre Cuba y México, pintando el lenguaje universal de los sentimientos, dibujando lágrimas, caireles de frutas, rostros elocuentemente femeninos, y plasmando en su fiesta de color la interpretación figurada de su propia vida.

 

 

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