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30 de marzo de 2010
15diario.com  


 

¿Qué pasa en Monterrey?

Luis Lauro Garza

Varios amigos de otras latitudes me han escrito para preguntar por Monterrey.

Les menciono lo obvio para mí: es la espiral de la violencia, el encono mal habido (y peor dirigido) en la guerra contra el crimen organizado, no es privativo de esta ciudad, y cosas similares.

Pero pensándolo mejor he caído en la cuenta de que los hechos ocurridos en los últimos días, cuyo clímax se alcanza con la muerte de dos estudiantes del Tec en el propio campus, es la manifestación de un proceso complejo y difícil de dilucidar, dada su tipificación de “guerra” y la inherente secrecía de la información.

Pero como toda guerra más temprano que tarde termina desbordándose, hoy en día podemos hacer un “parte de guerra” con sólo analizar los “daños colaterales” producidos a la Sultana de mis amores.

El modelo económico, que ya otros han referido en esta página electrónica como el resorte directo de la depauperación social, adquiere en la entidad algunas singularidades dignas de comentar: de orgullosa capital financiera nacional en la etapa salinista, a beneficiarios del Fobaproa, a repunte de empresas globales como Cemex y Femsa, a venta de empresas a extranjeros, como las emblemáticas Hylsa e Imsa, hasta los recientes apuros de Cemex, o la maniobra de la inevitable lógica globalizadora que coloca a Femsa en manos de Heineken, han derivado en una sensación de un empresariado otrora líder, “capitán de industria”, en una entidad ajena, inasible, carente de legitimidad.

Ni Lorenzo Zambrano (Cemex), ni José Antonio Fernández (Femsa) han tenido la sensibilidad de dar la cara por causas colectivas, más allá de actos protocolarios (y el colmo: Femsa pretende construir un estadio de futbol en un terreno público –La Pastora- bajo la figura de comodato para lo cual ha solicitado 25 hectáreas al estado).

El gobierno estatal, que en voz de Fernando Canales Clariond (primer gober de la alternancia panista) se envalentonó con la puntada de que “el narco nos hace los mandados”, reflejó desde entonces la condición de figura decorativa que asumen al respecto la mayoría de quienes enarbolan ese mandato. De esa postura, a la marcha convocada por el gobernador Medina el domingo pasado (aun con muchos muertos, levantones y decapitados de por medio), sólo hay un paso.

Los otros actores otrora intocables, como lo serían el ejército y la iglesia, hoy exhiben serios cuestionamientos: los primeros porque son parte de la “guerra”, y los segundos por la irrupción creciente de pedofilia encubierta con la venia de las más altas autoridades eclesiales.

Los medios de comunicación en Nuevo León también se han bamboleado: Televisión Azteca no defendió a sus trabajadores como se esperaría de quienes enarbolan para ciertos propósitos la bandera de libertad de expresión; vamos, ni siquiera indagaron más allá de lo elemental, el paradero de su reportero y su camarógrafo desaparecidos (o “levantados”) hace más de un año. Extraño comportamiento. Pésima señal.

Y acaso la pista más evidente de que las cosas no andaban bien por estas tierras desde hace años: el director del medio más influyente de la entidad, Alejandro Junco (El Norte-Reforma), decidió abandonar el barco: en carta abierta publicada en su periódico, nos informó de lo que un periodista como él, con todos los hilos en la mano, es capaz de vislumbrar: Nuevo León no me garantiza mi seguridad ni la de mi familia y mejor emigro al territorio que sí: Estados Unidos. 

Más que Sultana del Norte, Mty es la metrópoli del noreste (Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas) y del Valle de Texas (Laredo, McAllen, Isla del Padre). Aquí ocurren las relaciones comerciales más intensas de toda la región; pero no sólo eso: también es el centro educativo, cultural, deportivo por excelencia. Además de ser el cruce de caminos en el trasiego de la droga.

Ello explica en buena medida que los jefes de los carteles de la droga (Del Golfo y Zetas, primero, y luego los demás) hayan procurado desde que se hicieron de recursos asentarse aquí. ¿Y dónde van a pasar desapercibidos los meros meros si no es que en las zonas más exclusivas, empezando por la colonia del Valle, o en cualquier otra del municipio de San Pedro Garza García, o en colonias equivalentes?

Primero controlaron a los alcaldes y policías de los pueblos de alrededor, luego se entendieron con los poderes estatales, con los federales, hasta llegar con sectores localizados de las fuerzas armadas (¿o pudo ser al revés?, ¿o en otra secuencia?).

El resultado: un funcionario de confianza de Monterrey (jefe de Alcoholes) es identificado como integrante de los zeta; unos policías de San Nicolás son capaces no sólo de corromperse, no sólo de ser cómplices de un “levantón”, sino de apretar el gatillo contra un inocente comerciante que termina sin vida; un integrante del “grupo rudo” de San Pedro resulta ser agente doble del crimen organizado.

Total: las fuerzas vivas, la autoridad, y la población, al garete, pendiendo de alfileres.

Lo que no quiere decir que aquí estemos peor, necesariamente, que Juárez, Reynosa, Torreón, Acapulco, Culiacán, Morelia. Qué bueno fuera, que en la nuestra se concentrara la matazón y el desgobiero. Más bien creo que el fenómeno nos habla de ciertos oleajes que van y vienen por todo el territorio nacional. Y eso sí que habla muy mal de lo que somos como país.

 

* * * * *

Instalado en un hostal de Real de Catorce, disfrutando la luminosidad de la luna llena y acompañado de mi segunda cerveza, veo pasar a un chico que carga en su espalda una arpillera. Viene a mi recuerdo Fernando Benítez, por una carta que en su momento leí en el viejo unomásuno, defendiendo a ultranza a dos jóvenes detenidos a bordo del tren, en el trayecto de Real al DF. El delito: ser los propietarios precisamente de una arpillera repleta de peyote. “Si los detienen por eso –cito de memoria a Benítez- y siendo yo autor de un libro que reivindica el consumo y el ritual en torno a ese cactus, que vengan primero por mí, pues yo soy el autor intelectual de tal acción”.

Pero mejor dejo que el entorno, y la luna, me cobijen el resto de la noche con su halo mágico.

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