DESATINOS Y DESPROPÓSITOS

Carlos Manuel Sabines

Desde hace varios días, el gobierno federal y algunos priístas han estado machacando cotidianamente, no muy a la luz, si no mas bien soterradamente, como corresponde a los temas en cuestión, sobre tres temas.

El primero, que impulsa el PRI,  se refiere a modificar la fracción II del artículo  55 Constitucional para disminuir la edad de los mexicanos que pretendan ser diputados federales, de 21 a 18 años. Obviamente los priístas  van por un nicho de ciudadanos que pudieran sufragar por su partido; se les están adelantando a los demás partidos. Hasta ahí todo es válido y congruente; donde la congruencia desaparece y por tanto el proyecto se vuelve inválido, es cuando nos referimos a tipejos como Alan Cristian Vargas Sánchez.

El sujeto de marras, priísta, según Universal Día Siete, 28-III-10, describe al tipo en cuestión con las siguientes gracias que ha cometido como diputado de la Asamblea Legislativa; un buen día, como las puertas del recinto legislativo estaban cerradas, tuvo la ocurrencia de romper a patadas la puerta de acceso; un mes después, con motivo de que la titular de Medio Ambiente del D. F. llegó en bicicleta a comparecer, se le hizo fácil disponer de las que estaban estacionadas a la puerta de la Cámara local, pateando incluso a un hombre de 67 baños y para redondear el perfil del patán en comento, es golpeador de su madre, a quien según los documentos que obran en poder de la revista, la maltrata a mas no poder.

Es cierto que no todos los jóvenes son iguales, depende de su educación en casa, cultura, estudios, antecedentes familiares, etc., pero este ejemplar tiene 23 años y no se augura nada nuevo para el futuro.

A los 18 años, la madurez, experiencia, conocimientos no son atributos comunes y deseables de ciudadanos mexicanos, más bien están en el juego de la vida, de que todo es fácil y que la responsabilidad no es precisamente su fuerte. Habrá posiblemente excepciones, pero una golondrina no hace verano. Por tanto, la iniciativa es inválida de origen.

El segundo es el relativo a que al Secretario de Salud se le ocurrió un buen día decretar que los antibióticos, para su venta en farmacias, solo se podrá llevar a cabo mediante la presentación de las recetas correspondientes. Por decir lo menos, a Córdova Villalobos no se le ocurrió reflexionar el alcance de la medida, solo pensó en su posible candidatura a Guanajuato y el beneficio que la medida le pueda acarrear, lo que es muy discutible.

Es indudable que la automedicación no es práctica deseable, que es peligrosa, pero en un país en que los servicios de salud no son de primer mundo, aunque si los impuestos que cobra Calderón, no hay medicinas a disposición de los pobres de México, que rondan la cifra de 87 millones de personas. Esta medida ocasionará que los mexicanos tengan que ocurrir a un médico para que le recete lo  conducente, con lo que pagará la consulta y el medicamento, cuando no tiene para comer él y su familia.

Por otra parte, los cuadros básicos del IMSS y el ISSSTE, no pueden proporcionar antibióticos porque no tienen la variedad y la cantidad que se requiere. ¿Se trata de encarecer mas el costo de la vida? ¿De qué se trata Córdova Villalobos?

El tercer punto ni con mucho, es un asunto menor, se trata del estado de excepción que en el Senado se quiere impulsar, seguramente pensando que ahí las cosas será mas fáciles para arrancar con el tema y que en San Lázaro, aunque con dificultades pueda transitar.

Efectivamente el Senado, este 23 de marzo aprobó en comisiones una reforma constitucional que prepara el escenario para una eventual suspensión de garantías, que sería decretado por Calderón. Todo apunta a la intención de imponer la bota militar, a la que tanto es proclive Calderón, en serio y como un juguetito que le encanta. Se quiere posesionar del poder, al vislumbrar que su sexenio  esta en rumbo de terminar, a lo que no se resigna.

Calderón si es un peligro para México. 

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