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31 de marzo de 2010
15diario.com  


 

No podemos estar llenos de miedo*

Fray Raúl Vera López, O.P.

 

El Hijo de Hombre cumplió con todo el proyecto humano redentor, vino a integrarnos no sólo como persona sino como comunidad humana, como sociedad.

 

Jesús vino a enseñarnos cuál es el proyecto para toda la familia humana, cuál es ese proyecto para el que fuimos creados y que el pecado a intentado frustrar.

 

Jesús, en quien no hubo pecado, en su condición humana, es la persona del Hijo de Dios que vive una condición humana plena, y en esa condición humana Él llega a aprender todas las condiciones que todo ser humano tiene que aprender, y lo hace, dice la carta a los Hebreos, mediante el sufrimiento.

 

Ese proyecto de verdadera comunidad humana Jesús lo enseñó a sus apóstoles y a quienes lo seguían, a quienes lo acompañaban durante esos tres años aproximadamente.

 

Jesús viene a hacer posible que nosotros vivamos nuestro proyecto que Él, con su ejemplo y su palabra, nos propuso, y ¿quién lo hace posible? Él mismo, Él mismo entregó hasta sus últimas consecuencias su vida a ese proyecto, un proyecto que va contra los que sostenían el proyecto de muerte que es un  proyecto de abusos, de los desiguales, de los que pueden decidir quién vive y quién no vive como lo hicieron con Jesús, de los que pueden decir quién hace y quién no hace, de los que se creen con derechos de exigir, ¿quién tiene derecho y quién no los tiene?; este proyecto de muerte fue puesto al descubierto por Jesús, fue denunciado por Jesús y por eso se vieron amenazados, en primer lugar el sistema religioso, donde se excluía a los pecadores, a los impuros e impuras, ese proyecto religioso que se puso al servicio del proyecto político, al proyecto de dominación romana y como Jesús hablaba del verdadero Dios, no lo pudieron soportar.

 

Jesús está declarando así la ignominia de la muerte, y la ignominia para mantener un sistema religioso que oprime, un sistema que se pone al servicio de cualquier sistema económico y político para aplastar.

 

Jesús viene a salvarnos para el verdadero Dios y no viene para el dios poder, el dios dinero, el dios aparente que era en realidad lo que Jesús llamó príncipe de este mundo porque este sistema político, controlador, es el sistema religioso controlador, el que Satanás propuso a Jesús.

 

La literatura profética muestra que el oscurecimiento del sol es un símbolo que habla de que los poderes de este mundo, representados por los dioses de la tierra, los grandes personajes políticos, los grandes reyes, vienen a ser oscurecidos por el verdadero Rey del UNIVERSO, Aquél a quien nosotros decimos nuestro Rey, Aquél cuyo reinado empieza precisamente a través de su Muerte y su Resurrección.

 

Por eso Jesús dice: “No volveré a beber el fruto de la vid hasta que lo beba en el Reino”. Nosotros bebemos la Sangre del Señor, ahora nos tenemos que dar cuenta que este Reino de Jesús ya está empezando en la tierra, es un Reino de justicia y de paz, no son los poderes del reino de muerte que hoy estamos viendo por donde quiera, nosotros tenemos al mejor Rey, pero nosotros tenemos que salir al frente como Jesús salió al frente para salvar a la humanidad, arriesgando las consecuencias sobre nuestra vida día con día, su decisión por la verdad y la justicia lo condujo a una muerte cruel, pero eso es el triunfo de la verdad y del amor y eso es lo que nosotros tenemos que entender, nosotros contamos con el poder de Cristo resucitado.

 

En este momento de la historia en la que la vida de la sociedad está en peligro, la vida de tantos jóvenes y mujeres está en peligro, nosotros debemos entender que fuimos iluminados, fuimos encendidos en nuestro bautismo, somos iluminados por el Evangelio para estar en los candeleros, no para escondernos debajo de sillas, no para escondernos debajo de las camas. Es un desafío que tenemos frente a nosotros.

 

Ahí está el Evangelio: “Nadie prende una vela para ponerla debajo de la cama”. Nosotros no tenemos que sucumbir ante la tentación a la cobardía, no tenemos que sucumbir ante la situación y complicidad con el mal, no tenemos que sucumbir ante la tentación a decir “no se puede hacer nada” porque sí se puede hacer mucho, claro que se puede, basta que nos pongamos a pensar de dónde le viene este poder a esta violencia que estamos viviendo, ellos tienen que limpiar ese dinero, y se tiene que detener a los cómplices de ellos porque hacen cosas sucias para lavarles el dinero, ¿dónde está la persecución de estos?, ¿dónde están los jueces ante los que los tienen que poner?, ¿dónde está la autoridad que tiene que controlar esto?, ¿dónde está?; y ¿no les seguimos pagando impuestos?

 

Por supuesto que esto tiene solución y nosotros somos los dueños de este país, no ellos para que decidan a quién deben seguir pagando o a quién deben quitar. Somos nosotros. ¿Y de dónde les viene este poder? De las complicidades de funcionarios en puestos muy altos, no nada más de policías. Y ¿dónde están detenidos esos funcionarios? ¿Quiénes tienen ese poder? Claro que tiene solución, pero siempre y cuando los ciudadanos lleguemos a la comprensión de una democracia participativa, estoy hablando en términos de la Constitución.

 

Nosotros hemos recibido el poder de Cristo precisamente para denunciar las estrategias de este mal que ha entrado en la historia de la humanidad, donde ha habido crisis tremendas, en países, en regiones, entre ellas México en donde se vive una situación gravísima. 

 

Aquí estamos los cristianos que tenemos que dejar de pensar en que somos cristianos para cumplir con un culto religioso, que somos cristianos porque nos sentamos en la banca de la iglesia y ahí ya cumplimos con nuestro deber cristiano, pero hermanos, somos cristianos para ser testigos de la verdad y Cristo enfrentó los poderes de este mal sin miedo y habló a toda la gente, al poder religioso y al poder político.

 

Jesús se presentó: “Yo soy el rey de los judíos”, pero no sólo de los judíos, sino de la humanidad entera, por eso dijo a Pilato: “el que es de la verdad es el que me sigue”: por eso, la verdad sobre la vida humana, la verdad sobre la sociedad humana es vivir en paz, que es vivir garantizando el derecho de todos, es vivir garantizando la convivencia auténtica con el progreso auténtico de todos, ese es el Evangelio que contiene esta verdad y lo tenemos que proclamar afuera, lo tenemos que proclamar en los lugares de trabajo, lo tenemos que proclamar en las calles, lo tenemos que enseñar a los jóvenes y a los niños en la familia y con nuestro comportamiento mostrarlo, pero tenemos que salirnos de los templos, tenemos que dejar de ser los cristianos personas que sólo quieren cumplir el culto, se los suplico, entendámoslo, el mundo nos necesita.

 

El Espíritu Santo lo tenemos nosotros, la sociedad nos necesita hoy más que nunca, se necesita valentía para ser profeta, se necesita fortaleza para entender, no podemos quedarnos encerrados en nuestras casas metidos debajo de una mesa, esto no se va a arreglar así, tenemos que exigir la responsabilidad a quienes conducen esta estrategia en la lucha contra el narcotráfico pues esa guerra está tomando ya un rumbo muy peligroso, ahora están ejecutando a civiles, ahora están haciendo ejecuciones extrajudiciales, ahora estamos en una época como la Revolución Mexicana.

 

Tenemos que exigirles que esta guerra se tiene que llevar a los tribunales, no a través de asesinatos de mucha gente inocente. ¿Cómo es que quisieron ocultar la muerte de los jóvenes del Tecnológico de Monterrey? ¿Cómo escondieron las pruebas necesarias? Es inmoral lo que las autoridades hacen. ¿Dónde está la garantía de nuestra vida? Pero lo tenemos que hacer todos.

 

Cristo dijo: “Vendrán grandes tribulaciones en la Tierra, pero ánimo, yo estaré con ustedes, yo he vencido al mundo”. No podemos estar llenos de miedo, no podemos seguir insensibles, el mal está derrotado, el espíritu de este mundo ha sido echado fuera y los que lo siguen son perdedores. Tenemos que tener más fe, ser cristianos más completos, tenemos que creer en el poder de Dios para enseñar la verdad sobre el mundo y la verdad sobre el hombre.

 

Vivamos toda esta Pascua, vengamos a entender la Palabra de Dios, entendamos lo que Dios ha introducido en la historia, lo que ha introducido con la fuerza de la Resurrección con la que se gana los corazones y cambia la mente, pero tenemos que organizar y dejar nosotros mismos de ser cómplices con nuestro silencio.

 

 

* Fragmento de la Homilía del Domingo de Ramos

Obispo Fray Raúl Vera López, O.P.

Saltillo, Coah., 28 de marzo del 2010

 

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