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4 octubre 2010
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LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO
Ciencia e innovación, única salida

Edilberto Cervantes Galván

En el comentario de hace una semana hicimos referencia a los cien años de vida de la UNAM: la principal institución mexicana en materia de investigación científica. Cerramos ese comentario con las declaraciones del doctor René Drucker, Director de Divulgación de la Ciencia de la casa de estudios, quien señaló que las élites políticas mexicanas desdeñan la ciencia y que por ello no se destinan suficientes recursos públicos para impulsar la investigación científica. 

En el transcurso de la semana pasada se dio otro caso que podría ejemplificar este desdén por la ciencia. El Gobierno de Jalisco no ha entregado los recursos financieros que le corresponde aportar anualmente para el funcionamiento de la Universidad de Guadalajara. La UdeG recibe recursos del gobierno federal y un monto equivalente del gobierno estatal: un monto que se determina como contraparte a la aportación federal. El hecho es que la Universidad recibió y ya ejerció los recursos federales pero la contraparte estatal nada más no se le asigna. Puesto que el año 2010 ya está de salida, la SHCP está exigiendo a la UdeG el reintegro de los recursos que le aportó sin que se cumpliera con la contraparte. El asunto está tomando camino hacia el conflicto y hace unos días hubo manifestaciones ante el Palacio de Gobierno para “exigir” la entrega de los recursos.

En el estado de Durango la relación entre la universidad pública local y el nuevo gobierno también experimenta situaciones de fricción, aquí el caso se manifiesta en modificaciones al proceso de elección del rector recién aprobadas por el Congreso local.

Es claro que en estas condiciones de restricción de recursos, de falta de apoyo o de cambios en las reglas del juego sin acuerdos previos, las tareas académicas y de investigación no se desarrollan en el mejor de los mundos.

Frente a este desinterés por apoyar la educación superior y sobre todo la investigación, que es ya un rasgo histórico en México, vale la pena mirar hacia los países desarrollados y calibrar las decisiones que están tomando al respecto.

En Alemania, que ha sido desde el siglo XIX un país de avanzada en materia de ciencia y tecnología, se acaba de establecer un consenso entre las fuerzas políticas, los agentes económicos y la sociedad civil, en el sentido de que frente a la crisis económica internacional y los desafíos que enfrenta ese país, la investigación científica representa la piedra angular para su desarrollo económico y social.

Este acuerdo estratégico se sustenta en la convicción de que la única forma de que Alemania sea competitiva y pueda enfrentar el desafío que representa China en el mercado mundial es a través de la innovación, de invertir más y mejor en innovación.

Se trata de desarrollar capacidad propia, nacional, alemana, para mejorar productos y tecnologías. Una línea de investigación que muestra la relación directa entre investigación e innovación es la biotecnología: casi el 70 por ciento de los nuevos productos farmacéuticos se han desarrollado con trabajos en esta área científica.

El presidente de la Sociedad Max Planck, la institución insignia de la ciencia alemana declaraba hace unos días: “un político bien asesorado sabe que invertir ahora en ciencia de frontera es crucial para el desarrollo y la innovación”

Los gobiernos –dice Peter Gruss- deben incentivar la investigación. Lo pueden hacer con incentivos fiscales, con financiamientos directos a las empresas o mediante el establecimiento de mecanismos de cooperación entre el gobierno, las empresas y las instituciones de investigación académica.

Alemania está preocupada por no perder competitividad y está tomando decisiones importantes y acompañándolas con la asignación de los recursos correspondientes. De inmediato, el Instituto Planck, por ejemplo, recibirá un aumento de casi un 20 por ciento en su presupuesto anual. 

Los alemanes reconocen que una de sus debilidades es que no están formando los recursos humanos que necesitan: ingenieros, físicos, químicos, informáticos, entre otras especialidades y que van a tener que importar gente con esa formación y talentos. Y van a tomar cartas en el asunto.

Al juicio expresado por el doctor Drucker de que los políticos muestran desdén por la ciencia, habría que agregar que por lo mismo toman decisiones sin el conocimiento que se requiere. Poco interés por la ciencia, poco interés por el conocimiento.

 

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