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8 Noviembre 2010
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MUROS Y PUENTES
Desastroso campo de batalla

Raúl Caballero

A ver. Revisemos lo acontecido. Los que llegamos a tener la esperanza de que los republicanos no arrollarían en las elecciones del 2 de noviembre perdimos estrepitosamente. El desastre que no se pudo impedir en las urnas anuncia la crónica que registrará la división de poder en Washington, en donde los problemas nacionales seguirán detonando la polarización ideológica. La mala nota es que como se señala reiteradamente luego de esas lastimeras elecciones intermedias, antes de alcanzar un consenso (en el gobierno) habrá parálisis.

El terreno al que se ha llegado tras la constante arremetida de la oposición republicana en contra del gobierno demócrata de Barack Obama (impulsada por los más radicales conservadores desde que éste ganó la Casa Blanca), hace pensar que lo avanzado en los primeros dos años (para salir del atolladero que dejaron los periodos de George W. Bush) se verá deteriorado y si el envión conservador sigue en su empecinamiento de no congeniar hacia un consenso, como se ha advertido, en vez de avanzar habrá retrocesos.

Con Obama en la Presidencia, una Cámara de Representantes republicana ampliamente mayoritaria, un Senado demócrata con escasa mayoría, y una mayoría de gobernadores republicanos se presumen pocos avances. A los republicanos y su radical conciencia derechista personificada por el Partido del Té en realidad luego de estas sonadas victorias ya comen ansias por el 2012.

Los siguientes dos años con Obama en la Casa Blanca serán, para sus opositores, de triple vía en un solo sentido. Por una buscarán revertir sus políticas de salud y fiscales y por otra impulsarán su radicalismo en los ámbitos de seguridad fronteriza y legislaciones antiinmigrantes, al tiempo que tratarán de consolidar a sus candidatos idóneos para desbancarlo en las próximas presidenciales.
Tienen razón quienes señalan que los partidos y los congresistas se han vuelto más intransigentes en los últimos tiempos y, con ultraconservadores respaldados por el llamado Partido del Té en el Congreso, la intransigencia será mayor.

Luego del desastre en las urnas Obama llamó a las cabezas republicanas en la Cámara y en el Senado “para sacar al país adelante” y la respuesta fue una advertencia: Su apoyo no es incondicional, quieren que el presidente se comprometa “a los cambios que exigimos”, respondió John Boehner (futuro presidente de la Cámara de Representantes).

En otras palabras esperan que el presidente cambie su rumbo y su estrategia, o sea, que baje la guardia, doble las manos y deje de ser quien es… así no habrá consenso, esto se convertirá en un cuatrienio perdido (y más vale que nos preparemos mejor para el 2012).

 

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