666 11 Noviembre 2010 |
Se va Ivonne a la secretaría del PRI Los estatutos del PRI exigen que la fórmula de su dirigencia esté integrada por militantes de ambos sexos. La candidatura de Humberto Moreira a la presidencia del PRI le abrió las puertas de la secretaría a la yucateca Ivonne Ortega. Con Emilio Gamboa, por razones de paisanaje, la gobernadora Ortega no hubiera tenido oportunidad de aspirar al segundo cargo de la dirigencia priista. Pero, ¿será que Ivonne Ortega llegaría al cargo sólo por ser mujer? No. El hecho de que sea ¡la única gobernadora! en el escenario nacional resulta clave para su postulación, pero pesa además que Ibom Ortega es una ficha en el tablero de Carlos Salinas y que ha sabido labrar cercanía personal y política con Enrique Peña Nieto. Un elemento más que influiría en la salida de Ivonne Ortega del gobierno de Yucatán es, por paradójico que resulte, el pésimo papel que viene realizando la Ñora de los Pibes en su estado. Siento necesario abundar más en este último argumento, en atención a los lectores que me lean fuera de Yucatán y se mantengan alejados de sus asuntos. Los estrategas electorales de Peña Nieto han podido medir con precisión que la gubernatura de Ortega Pacheco rinde a la causa del mexiquense intereses decrecientes, lo que quiere decir que el grado de rechazo que ha alcanzado Ivonne Ortega por su frivolidad y por su desempeño dispendioso es muy alto y crece día con día. Ese deterioro de la imagen personal, que es muy palpable a nivel local, no corresponde con el grado de aceptación que ha logrado la gobernadora yucateca a nivel nacional y que mantiene gracias al soporte mediático que le brindan las cadenas de televisión nacional, beneficiarias que son de las sumas escandalosas de dinero que la yucateca dilapida. Mantener a Ivonne Ortega en el timón de la nave yucateca pondría en riesgo la votación del PRI y de Peña Nieto en las elecciones del 2012. Elecciones que por vez primera serán federales y estatales. Así que sacarla de Yucatán les permite a los operadores peñanietistas matar dos pájaros con un tiro: salvan a su aliada de una situación a punto de estallar y aprovechan su perfil “campañero” poniéndola a trabajar abierta y exclusivamente en la campaña de Peña Nieto desde la Secretaría General del PRI… y que Manlio, Beatriz, Fidel y Ulises se traguen su coraje. Hasta aquí no parece haber daños a terceros ni resistencias que hubiera que vencer. La bronca estriba en la identidad de su sustituto, quien deba cubrir la ausencia de Ortega Pacheco en calidad de gobernador interino por 18 meses. Obviamente, la inquieta y gastadora Ibom pujaría por dejar a un incondicional, que le cubriera las espaldas y, más que eso, que le garantizara pagar sus tareas electorales en el PRI con recursos del erario yucateco, como lo ha hecho siempre. Todavía más: Ibom Ortega aspiraría a reeditar el cacicazgo de su tío, erigiéndose en la “gran electora” en el 2012, replicando en Yucatán, paso a paso, el proceso sucesorio que se piensa seguir en Coahuila. En Coahuila, la salida de Humberto Moreira dejaría paso libre a la candidatura de su hermano; en Yucatán, Ibom entronizaría a la actual alcaldesa de Mérida, su compañera en el “joint adventure” personal-político-empresarial: Ibom + Angélica = IBÓNICA. Pero allí es donde la marrana torció la cola. Sucede que uno de los damnificados con la “candidatura de unidad” de Humberto Moreira sería Emilio Gamboa, yucateco de origen y, desde hace algunos años, también de residencia. Es muy posible que Emilio reclame la gubernatura interina de Yucatán como “premio de consolación” por dar paso franco a Moreira como dirigente del PRI. El interinato no sería para él, sino para su incondicional, el diputado Eric Rubio Barthel. Gamboa Patrón reservaría sus expectativas para la sucesión estatal del 2012, esa sí vista y considerada para él, un cargo de relevancia nada despreciable previo a su retiro político. También pudiera reclamar el interinato doña Beatriz, tampoco para ella sino para su fiel vasallo, el diputado Ramírez Marín, ya que el regreso de la Paredes a la Cámara de Diputados implicaría asumir también la Presidencia de la misma, dejando al yucateco en la incómoda condición de desplazado, pese a la lealtad y eficacia con que le cuidó el lugar a la tlaxcalteca. Ramírez Marín, sin ser enemigo de la veleidosa gobernadora mantiene recomendable distancia con la rompecorazones. Una manera de compensar a Jorge Carlos sería que pidiera licencia en la Cámara, justamente para atender la invitación que le formularan el PRI y el Congreso yucateco para ocuparse del gobierno vacante en calidad de interino. Termino esta configuración de escenarios posibles mencionando las barajas que mantiene la Ñora del Justam y que trataría de utilizar en el forcejeo por el interinato. Si pudiera escoger al personaje más apegado a sus intereses, trataría de dejar como interino al actual secretario de gobierno, Víctor “Vitucho” Sánchez, o al Presidente de la Gran Comisión del Congreso, Mauricio Sahuí. Ambos personajes, de muy poca experiencia y reducidísima capacidad (como le gustan los hombres a la rompecorazones), le garantizarían a la Seño de los Cochis total y absoluta subordinación a sus intereses y a sus señalamientos. La dificultad (y el altísimo riesgo que entrañaría dejar el mando del estado en manos de un “mozo de estoques” como éstos) que entrañaría concretar esta opción podría llevar a la inquieta gobernadora a optar por el diputado federal Rolando Zapata. A diferencia de Sahuí y Sánchez, el gobierno en manos de Zapata Bello garantizaría rumbo y estabilidad toda vez que el Naxoncito controla al mayor número de funcionarios y de cargos en la estructura gubernamental. El interinato de Zapata Bello dejaría pista libre a la candidatura de Angélica Araujo, ofreciendo como salida al actual diputado una posible candidatura al senado. Concluyo este análisis con un juicio, que pudiera parecer mero formulismo pero que, tratándose de la administración de un estado y, en el caso de Yucatán, una sociedad con tantas carencias y con oportunidades tan escasas, debe ser tomada con la gravedad que merece: es lamentable que en este acomodo de personajes y de fuerzas no se consideren ni remotamente los intereses del estado, las urgencias de la sociedad, en el corto, el mediano o el largo plazo.
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