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6 Diciembre 2010
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El tercero en discordia
Samuel Schmidt

Se levantó el rumor en México sobre las posibles candidaturas de Juan Ramón de la Fuente. Y el plural es adecuado, porque parecería que el psiquiatra se ha convertido en un comodín que podría “salvar” los problemas electorales de diversos partidos políticos, ya sea para gobernador del Estado de México o para presidente de la República.

Juan Ramón dirigió la Facultad de Medicina de la UNAM, fue secretario de Salud, desde donde le sugirieron que se afiliara al PRI, él respondió que lo haría si se lo autorizaba el presidente de la república y selló su suerte para no ser candidato de ese partido. Dejó el gobierno para ser designado Rector de la UNAM en medio de una crisis que la mantuvo cerrada más de un año.

El médico De la Fuente ha utilizado sus puestos con gran eficacia, al grado que en lugar de promover a las instituciones se promueve a sí mismo. Algunos que lo conocen personalmente se expresan de él con tonos reservados y se dicen decepcionados, sus seguidores creen que puede suplir las grandes carencias de liderazgo que acusa el país.

Cuando López Obrador hacía cuentas alegres y anunciaba su llegada a la presidencia anunció que De la Fuente sería su secretario de gobernación, cosa que el psiquiatra no desmintió. Dejaba correr la suerte de que estaría cercano a las posturas de esa izquierda, versión que se reforzaba al haber nombrado en posiciones destacadas en la UNAM a personajes cercanos al Partido de la Revolución Democrática.

Ahora su nombre vuelve frente a las divisiones dentro de la izquierda y ante la necesidad de derrotar al PRI que a estas alturas parece inexorable que recupere la presidencia.

La tesis consiste en que De la Fuente es el “ÚNICO” que representa una opción para unificar al PAN y PRD, ya que se reconoce que ninguno de éstos partidos podrá ser una alternativa frente al PRI. Sin embargo, el tema de esa alianza hoy ha introducido elementos de conflicto muy profundos en las dos fuerzas principales.

En el PAN Felipe Calderón ha logrado imponer al presidente del partido con lo que lleva la mano para manejar la candidatura presidencial, reforzándose la visión de las alianzas como medio para avanzar políticamente. En el PRD la cosa esta bastante más complicada.

En la supuesta izquierda mexicana, parecen perfilarse solamente dos opciones: Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard, el jefe de gobierno del Distrito Federal. El tema definitorio parece resumirse “ahora”, al tema de las alianzas. Ebrard las favorece mientras que López Obrador llega a amenazar con alejarse del partido si estas se concretan en la elección del Estado de México, esta elección es importante por dos razones: 1) la elección es una suerte de referéndum al gobernador Peña Nieto quién esta posicionado muy arriba como opción del PRI, y 2) el Estado de México tiene un gran impacto en la zona metropolitana del D.F. y siendo uno de los estados más poblados y con mayor riqueza del país tiende a ser visto como un anuncio adelantado de preferencias electorales.

Las posturas “radicales” de la izquierda están desdibujadas y se han a alineado con una de las dos opciones, que para algunos ideológicamente representan a la izquierda del PRI, o al sector progresista de la derecha mexicana. López Obrador fue un luchador social que militaba en las filas del PRI, mientras que Ebrard hizo carrera en las filas de Salinas luchando contra la izquierda que hoy quiere encabezar, junto con Manuel Camacho –hoy asesor de López Obrador-. Esto es parte del estilo camaleónico que hoy caracteriza a la política mexicana.

De la Fuente entonces encaja de maravilla en este marco político e ideológico. Es un hombre del poder que no da color dentro de ninguna corriente ideológica; igual puede ser candidato del PRI que del PRD y ahora se escucha hasta de una alianza PRD-PAN. Cabe en cualquier marco.

Los optimistas dirían que implica ser un factor de unidad nacional, los pesimistas dicen que será un factor de eliminación ideológica que reduzca las pugnas políticas a simples batallas por el poder donde no se planteen opciones de definición alternativas.

Los seguidores de De la Fuente piensan que mientras más se polarice la lucha por el poder más avanzan sus posibilidades; algunos miembros de partido cuyo objetivo es ganar porque eso implica más cuotas de poder y recursos económicos para el futuro están dispuestos a abrazar cualquier opción con posibilidades, mientras que ciertos ortodoxos insisten en que las posiciones deben ser ocupadas por miembros de partido, cosa que él nunca ha querido ser. Pero como todo es posible en México, todavía está por verse si gana el pragmatismo o la ideología, con todo y su pobreza.

 

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