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905 13 Octubre 2011

Reinventar la ciudad
Ricardo García Martínez

Monterrey.- La ciudad es la fábrica de la identidad cultural de los ciudadanos. Un funcionamiento integral de la ciudad en vialidad, equipamiento e infraestructura nos da ciudadanos identificados con ella, cooperadores, contentos, adueñados, seguros y libres siguiendo reglas y normas.

Ciudad y cultura no es algo que se fabrica como un producto más de la mercadotecnia. Es un proceso que tarda siglos en concretizarse para beneficio de una sociedad. Es una sucesión de esfuerzos que estructuran a una ciudad para llegar a un estadio. Estos pueden darse en diferentes épocas y sitios, desconectadas entre sí pero al paso de los siglos determinan finalmente una aglomeración con un carácter urbano singular y ciudadanos con una actuación cívica. La ciudad es la obra cultural más acabada del hombre y le da su identidad. De la manera que funciona es la forma que produce ciudadanos que sigan las reglas o se mofen de ellas.

Nuestro país diluyó su identidad mostrada sólo con cohetones enemigos del medio ambiente y gritos en días patrios y en desfiles principescos y teatrales demostrando un poder militar que no poseemos haciendo ciudadanos con rencor a su urbe.

 En Acapulco los habitantes tiran la basura que da a la bahía por la necesidad de llamar la atención de las autoridades que abandonan a su suerte a colonias de bajos recursos. San Cristóbal de las Casas, en Chiapas, y la Ciudad de Colima, están desbordadas por un exceso de vehículos y antros sin control de horario y contaminación sonora. En Monterrey encontramos basura en la calle como si la ciudad fuera la prostituta que cualquiera usa. Y hasta los delincuentes hacen mal su trabajo (lo dijo Jorge Castañeda) como fue el caso de Casino Royale, donde no dieron un susto a Monterrey con su actuar violento, sino al mundo. La Riviera Maya de moda en el hiperconsumo  se aleja rápidamente del esparcimiento simple de lugar de playa o de zona de cultura precolombina para mostrar un urbanismo de ciudad fronteriza tamaulipeca, con una falta de aplicación de normas viales y de áreas verdes. El Parque Fundidora en Monterrey, creación del doctor Canales y alimentado por el doctor Nati es un  Frankenstein, una mercancía aberrante de gobiernos obcecados en considerar a la ciudad un producto y no un receptáculo para esparcir y dar identidad contemporánea a la sociedad civil. El capricho gubernamental y empresarial de construir un estadio de futbol encapsulado entre un cerro y un río terminará por causar inundaciones en el sector confinando al regiomontano a un actuar fuera de su manera de ser cautelosa y práctica.

Por ello, Monterrey está llena de basura de plásticos y sólidos en sus alcantarillas, causante de obstaculizar su drenaje, funcionarios proclives a la corrupción, propiciado por ciudadanos alejados sin identidad de los escalones urbanos, cuadra, barrio, ciudad, resignados a un proceso de urbanización caótico e interesado sólo en cuestiones monetarias.

La ciudad debiera ser un sitio donde se den identidades culturales  y sociales fundamentales no mediante ruido de tráfico o go-karts,  alcohol  y juego en antros y casinos sin horario, o espectáculos de ocio aberrante de alto consumo energético, tipo Las Vegas, prototipo de ciudad sin identidad y derrotero, símbolo obsoleto de una humanidad hedonista.

EL 7 de octubre se organizó el segundo Foro o Diálogo para la Gobernanza Metropolitana, en el EGADE del Tecnológico de Monterrey, con ponentes importantes para incentivar la toma de acuerdos sobre necesidades reales de la conurbada metrópoli y no proyectos sin visión producto de intereses de políticos en turno.

Se determinó que el ciudadano regiomontano es un ser individual que carece de la sustancia, de un ente colectivo, por lo que los municipios conurbados deben guiar a la ciudadanía a intervenir a largo plazo a la defensa de la urbe asimismo para que los Congresos sean más efectivos en el tema del debate intermunicipal.

En fin, se debatió que Nuevo León y algunos estados de país se deben remunicipalizar para determinar nuevos límites y fusiones que ayuden a la enorme tarea de rediseñar y resurgir metrópolis con gobernanza  y autoridad única, y así reinventar la metrópoli regia, cuya estatura urbana e identidad ciudadanas están dañadas en lo físico y social por decisiones erróneas y lentas, por burócratas de escritorio

Arquitecto UANL y Urbanista UNAM.


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