Surrealistas al poder
Alfonso Teja Cunningham

Monterrey.- Como se sabe, el genial André Breton -uno de los padres del surrealismo- afirmó en una visita a nuestro país realizada en 1938, que México “era un lugar surrealista por excelencia”. Tal afirmación, además de poderse interpretar como un sinónimo de las pintorescas formas del absurdo, es una clara denuncia de que ya desde hace tiempo la "excentricidad mexicana" no significa otra cosa que nuestros constantes tropiezos sufridos en el camino hacia la modernidad.

¿Cómo interpretar de otra manera que funcionarios de Pemex, burócratas internacionales de primer nivel, causen daño multimillonario a la nación, y su único castigo consista en pagar una multa (por grande que sea) más una supuesta inhabilitación por un plazo perentorio que muchos medios ni siquiera mencionaron en sus notas? ¿Es ese el modelo de eficacia, lealtad y eficiencia de nuestros cuadros directivos nacionales?

Y luego viene el Tribunal Federal Electoral de la Federación (TEPJF) a tratar de convencernos de que nuestros partidos políticos de hoy “deben erigirse en el primer filtro anticrimen”.

Para mí el asunto está muy claro, y de plano estoy localizando a alguien semejante o parecido a André Breton para proponerlo como presidente.