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928 15 Noviembre 2011

ANÁLISIS A FONDO
A qué le tiras, mexicano

Francisco Gómez Maza

Ahora qué, en Michoacán
Nada, más de lo mismo

C
iudad de México.-
Ya hubo elecciones. Ya hay gobernador electo. Ahora qué, en Michoacán.

Ganó Fausto Vallejo, candidato del PRI (Partido Revolucionario Institucional), con un 35.39 por ciento del total de los votos emitidos, el domingo 13, por la mitad de los ciudadanos empadronados. Lo anunció la propia autoridad jurisdiccional del Instituto Electoral de aquel estado.

La derrota de Luisa María Calderón, alias “La Cocoa”, la candidata del PAN (Partido de Acción Nacional, en el poder federal), con 32.67 por ciento, en realidad fue la derrota del presidente Felipe Calderón, más si éste se planteó las elecciones michoacanas como un espejo de las de 2012, cuando los votantes que votan lo harán por la otrora aplanadora priista (esto se percibe desde ya). El PAN, así, está acabado. Se repitió la historia de las elecciones de 1995, cuando el propio Felipe Calderón perdió ante el priista Víctor Manuel Tinoco Rubí.

Del PRD (Partido de la Revolución Democrática), ni hablar. Está perdido. En este espacio lo dijimos desde hace muchos soles y lunas. Al presidente Calderón, como dijo un tuitero, no le costó mucho trabajo destruirlo, dividiéndolo, gracias a la estrecha colaboración de “Los Chuchos”, encabezados por Jesús Ortega Martínez, el poder detrás del trono de Jesús Zambrano, actual presidente de lo que queda del Comité Ejecutivo Nacional de ese otrora partido de izquierda.

El perredista Leonel Godoy, actual gobernador de la tierra del gran misionero Vasco de Quiroga y de “Tata” Lázaro (Cárdenas del Río), el único presidente progresista que en su historia han elegido los mexicanos, quedó entrampado en sus propias trampas, sobre todo la malquerencia del presidente Calderón.

La violencia del narcotráfico y el crimen organizado, realmente provocada por la totalmente equivocada y fallida estrategia del presidente de la república, le fue endilgada a Godoy, lo que le sumó malquerientes entre los mismos simpatizantes de la “Revolución Democrática”, y la “mayoría”  en el otrora bastión perredista volteó la cara hacia el PRI. Sólo un insuficiente 28.2 por ciento de los votantes sufragó por el PRD.

Pero, y ahora qué, se impone preguntar.

Qué le espera a los michoacanos ahora que estrenen gobernador priista. El estado, donde Calderón inauguró la guerra contra el narcotráfico y el crimen organizado, es uno de los más violentos en la actualidad. Obviamente que Vallejo no podrá hacer de las suyas. Ni lo piensa. La política antinarco la dicta el presidente Calderón para todo el país. Y es muy posible que, una vez asumido el poder, el nuevo gobernador herede la ojeriza calderoniana. Y la violencia se agudice en las ciudades, pueblos, comunidades, rancherías michoacanas. 

Pero la pregunta va más al fondo.

¿Será más capaz Vallejo que Godoy de mostrar la casta “renovadora” (en realidad, gatopardiana: cambios para que no cambie nada) del priismo del pasado salinista, encarnado en el “salinismo” de Enrique Peña Nieto?

Lo dudamos. Herido de muerte, Felipe Calderón atizará su malquerencia hacia el PRI, sólo por razones de poder, que en los asuntos públicos PRI y PAN siempre han marchado codo a codo, sobre todo en lo que a privilegiar al capital sobre el trabajo se refiere. A Calderón le habría beneficiado el triunfo de la primera hermana de la república. Bueno, como decíamos hace unos días, si mi abuelita tuviera ruedas, sería bicicleta.

En la politiquería ─democracia representativa─ todo se vale. Es el agandalle del poder. El domingo se lo agandalló el PRI. Y dirán muchos: “qué bueno, que bueno que no ganó la Cocoa”.

Como dicen los galleros, tan bueno es el pinto como el colorado. Ni a cuál irle. PRI y PAN siempre van de la mano en los grandes temas de políticas públicas dictadas por el neoliberalismo. Y también, ya está comprobado, los perredistas no cantan mal las rancheras. Si no, pregúntenselo a Leonel Godoy o a Ángel Aguirre (gobernador del estado de Guerrero), o a Juan Sabines Guerrero, gobernador de Chiapas, priistas destripados que se agandallaron del PRD para satisfacer sus ansias de poder.

En algunas zonas de mi tierra, allá por el suroriente, los campesinos dicen de los políticos: “son coyotes de la misma loma”. Sí. Qué “bueno” que no ganó el PAN en Michoacán. Pero que “malo” que ganó el PRI. Y peor habría sido que repitiera el PRD.

Los mexicanos sueñan en un futuro mejor que el presente. O, por lo menos, menos malo. Pero en la democracia llamada representativa lo único que se puede asegurar es que los gobernantes son y seguirán siendo únicamente los representantes del agandalle, de la transa, de la corrupción, de la impunidad, del manejo de las palabras para sojuzgar a los ciudadanos. Y no hay para dónde arrimarse. Estaríamos mejor sin gobierno…

Bien aplicado el verso de aquella canción de Chava Flores. Muchos recordarán a aquel juglar de la cotidianeidad urbana: “A qué le tiras cuando sueñas mexicano”. Ya los probaron los islandeses. Y le está yendo muy bien.

Lamentable. Pero así es.

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