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928 15 Noviembre 2011

Con el Buen Fin a otra parte
Lylia Palacios

M
onterrey.-
Hace unos días Calderón se destapó como agente de mercadotecnia anunciando la barata del año llamada “El buen fin”. Al anunciador nada más le faltó el megáfono en mano para  pregonar con la ortodoxia requerida el llamado a lanzarnos a la calle a “consumir”, a “comprar de todo baratísimo”. El poder ejecutivo contribuirá adelantando una parte del aguinaldo a la burocracia pública.

El entusiasmo desbordante de Calderón lo llevan a ver en este poco sensato incentivo al consumismo un acto casi mágico, pues menciona que este próximo fin de semana, “dará un impulso a la actividad económica en el sector comercio, industria y servicios, y generará empleos e incentivará el crecimiento económico.” ¡Todo eso! Y remata en el autoelogio al afirmar que la iniciativa es “una prueba clarísima de cómo se puede estimular el mercado interno: promoviendo un gran acuerdo del sector público y sector privado para que haya precisamente un fin de semana específico para mejorar las condiciones de mercado para todos”. 

Realmente lo único que queda “clarísimo” es la demanda de los grandes comerciantes por tratar de adelantarse a la impresionante  derrama económica que miles de mexicanos  hacen en Estados Unidos durante el anual “Black Friday” (el día de las grandes baratas que inaugura las compras pre-navideñas). Pues aunque la invitación a este convite consumista Calderón la haga a “todos” y se convenza de que favorecerá a “todos”, lo cierto es que con “El buen fin”… de semana (aclaración para los que no dominan el vocabulario fresa), se podrán beneficiar ciertos sectores con capacidad de consumo, pero seguramente endeudará a muchos más que no querrán sentirse excluidos.

Pues tal como lo anunció este promotor de lujo de los comerciantes establecidos en México (lo que no es equivalente a comercio nacional), la banca comercial estará más que puesta para ofrecer créditos, facilidades, meses sin intereses, etcétera, para que nadie se quede fuera del jolgorio consumista.

Otra prueba más de la profunda insensibilidad de los gobernantes. Sí, pues ante el fracaso de la política social y económica, ante el lacerante crecimiento de la pobreza laboral, del empleo informal y de las peores formas de subempleo, Calderón prefirió ignorar esa parte de la realidad y optó por apoyar a los comerciantes para exprimir por adelantado a  la clase media  y sectores del empleo formal que aún gozan de “privilegios” (secretario del Trabajo, dixit) como el aguinaldo.

No es equivocado en sí estimular el comercio en el país, tampoco promover acciones entre sectores público y privado conjuntas, lo que es irresponsable con tintes de insulto, es invitar alegremente a consumir a “todos”, a sabiendas que entre esos “todos” están los millones de desempleados, subempleados y de bajos ingresos. Unas cifras, no están de más:

Al tercer trimestre de 2011, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del INEGI de la población ocupada en México (46 millones 815,997personas), 5.9% estaba desempleada y 8.9% subempleada. En Nuevo León en ambos rubros estamos arriba: de 2 millones 057,125 ocupados, 7.1% se encontraba desempleado y 10.4% subempleado. A nivel nacional del total de ocupados, 30 millones 165,290 son asalariados, de éstos 42.8% es decir, 12 millones 902,016 trabajadores carecían de prestaciones como aguinaldo, utilidades y vacaciones pagadas.

En Nuevo León el porcentaje es notablemente más bajo: 27.6% del total de asalariados (435,025 personas) sin prestaciones laborales. Sin embargo los ingresos salariales en el estado son precarios. Medido en salario mínimo (SM), que para 2001 es igual a  58.13 pesos diarios en Nuevo León, tenemos que  45% de los asalariados gana entre 1 y 3 SM al día; 24.1% gana más de 3 y hasta 5 SM y sólo 10.5% tiene ingresos de más de 5 SM; y hay un sorprendente 20.7% que en los datos de INEGI aparece como “no especificado”. 
 
Sin embargo, aunque los datos anteriores ratifiquen que “El buen fin”, no es para “todos”, la cascada comercial de estos días llegará a una población deseosa de librarse un rato del estrés de la violencia de todo tipo y qué mejor que irse a gozar del placer del consumo, del compre ahora y pague durante tres años, del téngalo ahora y empéñelo después. Pero si piensan que la oferta nacional desestimulará la estampida de mexicanos a los almacenes gringos este “Black Friday”, es simplemente no comprender la lógica del consumo.
 
En fin, si a Calderón se le olvidó la importancia del ahorro y la previsión en estos tiempos de crisis económica mundial, con tal de darle una manita a las grandes cadenas comerciales y a los bancos, yo sí le sugiero que mejor la piense dos veces antes de “alocarse” y tirar por adelantado el aguinaldo, si está dentro del sector “privilegiado” que lo recibe.

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