Cambiar México con participación social
Víctor Orozco
“Se perfila en el horizonte una nueva cita con la historia, que confluye en un solo sentimiento colectivo: Cambiar México”.
hihuahua.- El 23 de noviembre pasado se presentó en la ciudad de Monterrey el libro Cambiar México con Participación Social, coordinado por Esthela Gutiérrez Garza y coeditado por Siglo XXI, la Universidad Autónoma de Nuevo León y el Senado de la República.
La introducción a esta obra colectiva, concluye con el párrafo puesto como epígrafe a esta reseña y cuyas palabras podrían sonar grandilocuentes en circunstancias distintas a las actuales. Con vistas a la situación presente, hacen justicia a la aspiración generalizada entre la población, que según diversos sondeos y encuestas, reclama un giro en el rumbo del país, ahora. Un somero repaso a cada uno de los ámbitos en los cuales se expresan problemas colectivos, descubre la necesidad de mutar los enfoques, las políticas públicas, los intereses sociales favorecidos por éstas, la estructura misma de los órganos del Estado sus relaciones con los ciudadanos, las maneras de conducirse por los partidos políticos, las formas de control de la legalidad, del manejo de los recursos públicos y la transparencia en la actuación de las agencias oficiales.
Casi todo el aparato estatal está sujeto al debate, pero no sólo, el país se encuentra a la búsqueda de otros horizontes que le alumbren el camino. Por estas razones, estos ensayos quizá no hubiesen encontrado un mejor momento para difundirse, en las vísperas de una decisión crucial que espera a los votantes el próximo año.
El índice temático del libro muestra el concepto de globalidad que orienta al conjunto de la obra, pues están comprendidos las grandes cuestiones que preocupan y agobian a los mexicanos. El escrito introductorio, que sirve de base para esta nota, presenta las conclusiones elaboradas como resultado de los trabajos del Foro Nacional: Participación Ciudadana en el Proyecto de Nación, al que convocó la casa de estudios neolonesa entre septiembre de 2010 y junio de 2011. El primer acierto es colocar como punto de partida la reflexión sobre el pasado de México. Refiriéndose a los protagonistas de las transformaciones en momentos claves (1810, 1857, 1917) en la introducción se asienta: "También mantuvieron vigentes las aspiraciones de igualdad social y de la terminación de todos los privilegios derivados de la injusta distribución de los bienes económicos y culturales o del monopolio educativo y el dominio cultural ejercidos por el clero.
Estas colectividades, renovadas y transformadas ellas mismas, siguen constituyendo la sólida plataforma social desde la cual es posible cambiar el país y alcanzar nuevas emancipaciones". En efecto, ¿Cómo emprender una nueva travesía sin atender a las enseñanzas de la historia?. Cualquier análisis del presente que ignore el pasado, equivale a edificar sin cimientos y a levantar muros tambaleantes.
Otros de los pasajes relacionados con la política económica y la necesidad de proteger el medio ambiente señalan: "Se hace indispensable plantear cambios de fondo en las políticas económicas y, en general, modificar el rumbo que se ha hecho tomar a la nave nacional, pues de otra suerte los mexicanos de ésta y la siguiente generación no llegarán a puerto seguro sino a escollos que nos exponen a un naufragio de fatales consecuencias. Las reformas deben tener como divisa orientadora el valor de la igualdad social, lo que significa una inserción en los procesos de globalización e interdependencia, la salvaguarda del mundo del trabajo y el acceso a mecanismos de protección social en todos los órdenes... Otro de los grandes frentes que deben atenderse de inmediato y con eficacia es aquel en el que hasta hoy llevamos perdida una batalla tras otra: el del deterioro ambiental y la destrucción del capital natural. Nos estamos quedando sin bosques, selvas, manglares, arrecifes, especies animales en el mar y en la tierra"
En materia educativa se indica: "Se hace evidente que los retrasos revelados en las cifras expuestas requieren el diseño y la puesta en acto de una política de Estado en materia de educación que coloque al país en condiciones de responder con éxito los retos del mundo actual.
Hoy, nuestro sistema educativo, en todos sus niveles, requiere de cambios profundos y de un impulso decisivo. Sus rezagos están entre las causas principales de que México esté dilapidando velozmente la enorme oportunidad histórica de contar con una población mayoritariamente joven, en la cima de su edad productiva. Este llamado bono demográfico está desapareciendo a ojos vistas, y no haberlo usado con provecho e inteligencia será razón de los futuros pauperismos y problemáticas insolubles, con un censo dominado por el sector de jubilados y pensionados.
La violencia delictiva y la inseguridad están ahora en el primer lugar de la agenda nacional. Refiriéndose al tema, el documento menciona: "En los inicios de este nuevo siglo, el país tiene que encontrar la salida y evitar que se esfume el estado de derecho, dentro de cuyo marco son posibles la convivencia y la paz ciudadanas. Las grandes instituciones nacionales que están para salvaguardarlas deben asumir a plenitud sus responsabilidades, con eficacia, honradez y transparencia en sus actuaciones. De no hacerlo así, aparecen a los ojos de las mayorías como parte del problema y no como instrumentos de solución. El reclamo social en este punto es ya una exigencia nacional cuya satisfacción es impostergable
En materia de medios de comunicación, el documento se pronuncia por establecer principios reguladores que alienten y garanticen:
La pluralidad de voces, opiniones e informaciones, impidiendo el control de los variados canales de comunicación por monopolios;
La apertura en los procedimientos legales y administrativos con el objeto de que organismos sociales, altruistas y laicos puedan utilizar el espacio radioeléctrico para la difusión de la cultura y de la ciencia;
El respeto a la vida privada de las personas, el derecho de réplica y la responsabilidad de los comunicadores;
El equilibrio informativo, evitando los privilegios favorecedores de alguna o algunas opciones políticas en perjuicio de otras;
La formación de asociaciones de usuarios y receptores de los medios, orientadas hacia la salvaguarda de estos postulados.
Por lo que hace a la política exterior del Estado mexicano, se escribió: "En presencia de la implacable pugna internacional por el control de los recursos humanos y naturales, así como de los mercados —en muchos casos propiciada por la globalización—, el porvenir de los pueblos con gobiernos facciosos, débiles o dominados por la corrupción será campo propicio para los abusos recurrentes de las cúpulas que dirigen las empresas transnacionales. La política exterior ha de ser conducida con visión de Estado, para refrendar los intereses nacionales, promover la política multilateral, contribuir a la democratización de los organismos internacionales en un contexto de corresponsabilidad con todos los países del mundo."
La baja calidad de nuestra democracia, es también objeto del análisis: "En los últimos años los partidos políticos perdieron credibilidad y se mostraron ante los ojos de la colectividad como instituciones escasamente confiables, a pesar de que son los únicos vehículos legales para alcanzar el ejercicio del poder. En buena medida, la causa de ello se encuentra en la pobreza de su vida, enfocada casi íntegramente a resolver litigios entre candidatos, familias políticas o tendencias cuyas fronteras no están marcadas por visiones diferentes sobre temas de interés general, sino por el personal de sus líderes.
Otra razón de esta caída es el abandono de causas sociales y del proyecto de nación. A su vez, las campañas para demandar el voto ciudadano han devenido en una competencia televisiva de imágenes fugaces que muy poco le dicen a los electores sobre los candidatos y sus propuestas".
El colofón de este texto introductorio revela su intencionalidad: "Ninguno de los propósitos y estrategias de largo alcance expuestos en este documento será posible de alcanzar o implantar si no es por el vehículo de la participación ciudadana. A través de múltiples canales, utilizando diversos instrumentos jurídicos y políticos, inventando, comprometiéndose, enfrentando adversidades, se está alzando en el país esta voluntad de cambiar para mejorar, de hacer que nuestra patria nos pertenezca a todos y a todos nos abrace, de que no haya necesidad de salir del país para subsistir y progresar, de que nos veamos libres de la violencia, con trabajo y libertades"
Desde luego, esta condensación extrema deja fuera a la mayor parte de la copiosa riqueza de este libro, que esperamos cobre una gran difusión. Sus autores son, por la secuencia en que aparecen los artículos: Víctor Orozco, Enrique Semo, Jaime Labastida, Esthela Gutiérrez Garza, Jesús Ancer Rodríguez, Rafael Cordera, Gloria L Mancha, José Sarukhán, Adrián Fernández, Andrés Flores, Rolando Cordera, Edgardo Buscaglia, Lorenzo Córdova, Enrique Provencio, Jorge Carpizo, Miguel Ángel Granados Chapa, José Woldenberg, José Narro y Miguel Ángel Gutiérrez.