Crímenes mojados
Eligio Coronado
onterrey.- Crímenes mojados* aborda el problema de los ilegales que son asesinados y arrojados al río Bravo, desde la perspectiva de dos mujeres (Aurora y Angélica, madre e hija) que a su vez representan a todas las madres y a todas las hijas que siguen esperando noticias de sus familiares desaparecidos.
Además, explora el nivel de angustia que puede alcanzar este caso en particular y la deformación de la realidad que sufren estas personas durante la espera, deformación en la que nada es lo que parece.
Hernando Garza (China, N.L., 1963) vuelve a presentarnos en Crímenes mojados una atmósfera opresiva como ya lo hizo en El día que amaneció lloviendo (2001), pero esta vez no es la pasión, sino los recuerdos los que oprimen a sus personajes.
Aurora y su hija Angélica atenuan la larga espera de diversas formas: revisando las noticias (periódicos que almacenan en cuartos, noticieros de varias televisiones que videograban), repasando los crímenes de ilegales (información que Angélica debe
aprenderse de memoria), escribiéndose mutuamente cartas donde se inventan variaciones de la situación en que viven (“¡Déjame creer en otra posibilidad que no sea (…) ésta”, p. 73) y repasando los recuerdos que las atormentan (ambas sufren por la ausencia del padre y los tres hermanos, y Angélica, además, por su novio Arturo).
Para agravar más las cosas, Aurora (la madre) se ve constantemente acosada por sueños mortuorios y la maledicencia popular comienza a alcanzarlas: “mamá, las vecinas dicen que somos vampiras… que por eso no dormimos, que nos mantenemos quién sabe cómo” (p. 42).
El autor tiene el acierto de presentar escenas de los tres hijos (Adrián, Félix y Gilberto) buscando al padre, y siempre en las oscuras atmósferas del inframundo, pues ellos, al igual que su progenitor, ya están muertos.
Al final, Aurora y Angélica manifiestan que esperarán a todos los mojados, sean o no parientes, sin importar si están vivos o muertos, y para probarlo acaban recitando un largo rosario de nombres (“¿Ves todo el trabajo que tenemos? Saber qué pasó con ellos…”, p. 82).
Crímenes mojados es un documento que viene reflejar las dolorosas consecuencias de un añejo problema social y político entre México y Estados Unidos, el cual se recrudece periódicamente con la promulgación de nuevas leyes anti-inmigrantes, la construcción de muros divisorios, la asignación de ejércitos fronterizos y la presencia de grupos vigilantes como los Minutemen.
Por esta obra de permanente actualidad, Hernando Garza obtuvo el Premio Nacional de Dramaturgia UANL 1999. Por cierto, en los años 50, a los ilegales que cruzaban el río se les llamaba despectivamente “espaldas mojadas”).
* Hernando Garza. Crímenes mojados. El día que amaneció lloviendo. Venados a la luz de la luna. Monterrey, N.L.: Ediciones El Milagro / UANL, 2011. 123 pp. (Colec. Teatro.)