CRÓNICAS PERDIDAS
Tanteos banales
Gerson Gómez
onterrey.- Salieron del bar. Dispuestos a leer los poemas marxistas leninistas, a planificar la próxima revolución proletaria. Ella le llamo chavista, él, fidelista. Se besaron escuchando a Guns and Roses en el estéreo.
Le pareció misteriosa su mirada, esa sonrisa lúcida. Ingenua y a la vez tierna. Llegaron a un departamento en tercera planta. Carente de luz y de agua. Los muros descascarados.
Acostados se desvencijaban a mordiscos y tanteos banales. Contaban sólo con una sábana.
Ella le pregunto: ¿qué tienes de especial?
Desconcertado, movió la cabeza. Nada. Nada especial.
Se vistió: sostén, calzón, pantalón, blusa, calcetines, aretes, reloj, pulsera y zapatos.
Cerró la puerta, sin hacer mucho ruido.
Paso a paso, uno a uno, en la interminable cantidad de escalones.
Tomó el taxi, mas no el primero, después de varios intentos.