Suscribete
970 12 Enero 2012

¿Quién quiere una mina?
Nora Elsa Valdez

M
onterrey.-
Primero se inundó a México de casinos, a través de la Secretaría de Gobernación, pero hasta que El Royal causó 52 muertes, nos dimos cuenta. Ahora, a través de la Secretaría de Economía, el país ha sido invadido de mineras extranjeras.

Las mineras están causando grandes daños ecológicos irreversibles en nuestro país, y también causarán muchas muertes, si no es que las han causado ya, pero no nos hemos querido dar cuenta. ¿Por qué no queremos ver a tiempo el peligro? ¿Por qué no queremos despertar? ¿Por qué no queremos actuar? Quizá porque no conocemos la verdad y vivimos en el engaño.

En un artículo publicado en La Jornada el 30 de diciembre del 2011, Angélica Enciso denunció que una cuarta parte del territorio mexicano ha sido concesionado a múltiples compañías mineras extranjeras, que están causando mucho daño a nuestro país, y hace un recuento de ese daño:

Actividad minera, veta de desastre ambiental:
http://clicks.aweber.com/y/ct/?l=5V.Lx&m=3sH22UyjkeCe8W_&b=a3KgxiHZblqO7dXioxWsSw

Esta denuncia la hizo también Lydia Cacho, en su artículo del 14 de marzo del 2011, en Vanguardia, donde hablaba además del dolor de los Huicholes por la traición del Presidente al concesionar a las mineras su Cerro Sagrado:

El Avatar Mexicano:
http://www.vanguardia.com.mx/elavatarmexicano-674175-columna.html

Estos artículos hablan del desastre ecológico que presentan varios Estados de la República Mexicana, desde hace ya varios años, por causa de las mineras, el cual está a punto de alcanzar a Baja California Sur, ante la desesperación de sus ciudadanos, pues ya se han otorgado 9 concesiones, aun en áreas protegidas de ese Estado, por la Secretaría de Economía, la cual al parecer desde hace varios años, empezó a vender todo el territorio nacional al mejor postor. En otro artículo, también de La Jornada, de marzo del 2011, fue un llamado de auxilio, de los muchos que han lanzado los bajacalifornianos, y que nadie ha escuchado:

http://www.jornada.unam.mx/2011/03/07/index.php?section=estados&article=038n1est

También en San Luis Potosí han sido dadas muchas concesiones, en el área del Cerro Quemado, Cerro Sagrado de los Huicholes, y declarado patrimonio de la humanidad, que también se encuentra en una reserva protegida. Esto hace pensar en que quizá los lugares que se han declarado reservas protegidas en México, realmente se querían proteger para que nadie los tocara mientras llegaban las mineras.

O quizá indirecta e impunemente las mineras están causando la destrucción de lugares o pueblos que son tesoros culturales o milenarios, como algunas ruinas de Quintana Roo, o pueblos como Temacapulín, Acásico y Palmarejo, de Jalisco, lugares donde se han construido, o se quieren construir, obras que tienen que ver con el agua. Estos tres últimos pueblitos están siendo amenazados de ser inundados para construir la Presa El Zapotillo, que nadie quiere. ¿Quién tiene tanto interés en hacer presas, porque necesita mucha agua, que no le interesa escuchar la voz del pueblo mexicano?

Curiosamente, tampoco han sido escuchadas las protestas de los Huicholes y demás ciudadanos de San Luis Potosí. Es más, parece que nadie los ve ni los oye, a pesar de que ya han hecho manifestaciones en varios Estados en México, en Estados Unidos en la ONU, y en Canadá. 

En muchos países del mundo la gente está saliendo a protestar para correr a las mineras, que actúan a nivel mundial como si fueran gángsters despiadados, que destruyen y contaminan tierras y aguas; enferman y envenenan personas y animales, y corrompen con mucho dinero a políticos y gobiernos, para actuar impunemente, violando y retorciendo las leyes a su favor.

El problema es que la gente sale a protestar contra las mineras, como ha sucedido en África y en Latinoamérica, cuando ya es demasiado tarde y todo es irreversible; cuando sus tierras y aguas ya han sido envenenadas, y las personas, sobre todo los niños, están enfermando o muriendo de cáncer.

Y para colmo es muy difícil correrlas, aunque se ganen juicios contra ellas, por la impunidad que adquieren, como sucedió en San Luis Potosí, donde a pesar de haber ganado un juicio en el que se ordenó a una minera dejar de operar, ésta siguió operando impunemente. Tampoco las protestas son escuchadas, como sucedió con la Minera San Xavier, en San Luis Potosí, la cual a pesar de las protestas de los ciudadanos, trituró y desapareció el Cerro de San Pedro, símbolo del escudo del Estado, dejando en su lugar sólo un profundo hoyo gigantesco lleno de venenos. Quizá el siguiente cerro a destruir, sea el símbolo de nuestro Estado.

Las mineras llegan con el engaño de que beneficiarán al país creando empleos y pagando impuestos. Pero no hablan de los camiones que harán circular ¡diariamente! por las carreteras, a través de las cuales esparcirán el cianuro, arsénico y demás venenos, cuando transporten toneladas y toneladas de ellos. Ni hablan de que transportarán toneladas de peligrosos explosivos que utilizarán a diario para hacer volar la tierra. Ni tampoco hablan de los millones de litros de agua que usarán y envenenarán con sus procesos; ni de los aviones o barcos que saldrán de nuestro país cargados del oro y metales, llevándose la riqueza de México.

La derrama en sueldos, impuestos y multas que pagan con gusto, son irrisorios y ridículos, en comparación con los millones que obtienen de los metales que extraen y se llevan. Y ningún dinero puede pagar la salud que pierden los trabajadores y los vecinos de las minas, quienes enferman con los venenos que allí se manejan y respiran. Tampoco tiene precio el daño a las tierras que dejan muertas y llenas de venenos por siglos, cuando se van del país, al final de la explotación.

Angélica Enciso y Lydia Cacho afirman en sus artículos que la Secretaría de Economía ha concesionado el 25% del territorio nacional a las mineras extranjeras detrás de los prestanombres, y citan los desastres ambientales irreversibles que éstas ya empezaron a causar en México. Es mentira que la minería es una inversión extranjera que beneficia a México. También es mentira que cumplen las normas mexicanas para no contaminar.  Además, los inspectores no pueden enfrentarse a su monstruoso poder para castigar sus violaciones. Para colmo, la legislación minera mexicana está totalmente obsoleta, de lo cual también se aprovechan.

Es imposible no contaminar tierras y aguas, superficiales y mantos acuíferos, con la gran cantidad de venenos que utilizan en sus procesos. Esta actividad envenenaría los mares de Baja California, acabaría con sus maravillas naturales como su santuario de ballenas, sus bellezas en flora y fauna terrestre y marina, y con su agricultura orgánica que da empleo a diez mil personas, y también con el turismo, que ocupa a muchas más y es una gran fuente de ingresos para el país. La minera les ha prometido dar empleo a la ridícula cantidad de 200 personas.

Están destruyendo nuestro país. Ya han envenenado muchos Estados, y antes de que sea tarde hay que salvar del desastre a Baja California Sur, a San Luis Potosí, y a los pueblos de Jalisco que piden ayuda sin ser escuchados, pues al parecer los pueblos desplazados para hacer presas, también son víctimas indirectas de las mineras, cuya materia prima es el agua.

Necesitamos que los buenos mexicanos conozcan esta información, para despertar sus consciencias. Necesitamos unirnos para detener el desastre ambiental que nos afecta a todos. Necesitamos saber quiénes son los enemigos de México y de los mexicanos.

Necesitamos solidarizarnos con nuestros hermanos, que hace muchos meses nos están pidiendo ayuda por los abusos que están sufriendo, a los que no hemos querido escuchar en nuestra comodidad. Tenemos que hacerlo antes de que sea demasiado tarde, no sea que, como dice el poema, cuando vengan por nosotros, ya no haya nadie que pueda salvarnos.

P.D. Si le interesa comprar una mina de oro, vea estas ofertas:

http://search.yahoo.com/search?webSrchInput=minas+de+oro+M%C3%A9xico&searchbutton=Web+Search&ei=UTF-8&fr=ush-mailc&p=minas+de+oro+M%C3%A9xico

Su nombre :
Su correo electrónico :
Sus comentarios :

 

La Quincena Nº92

La Quincena Nº92

15diario.com