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1116 3 Agosto 2012

 

ANÁLISIS A FONDO
El impuesto de los pobres
Francisco Gómez Maza

Cuidado con el aumento de precios
Tan peligroso como el odio político

Ciudad de México.- Lo que los economistas llaman inflación, o sea el alza sostenida de los precios de bienes y servicios, o la disminución del poder adquisitivo del dinero, o el impuesto de los pobres, está saliéndose de control, en momentos en que la sociedad mexicana está amenazada por un periodo de convulsión social debido al descontento electoral.

Sin pretender ser catastrofistas, los mexicanos viven un hito en la historia del país. De ahora al seis de septiembre, fecha en la que el Tribunal electoral habrá tenido que dar su fallo a la demanda de la izquierda de invalidar la elección presidencial, la incertidumbre política y la carestía de los bienes y servicios básicos marcarán la vida de la sociedad por la confrontación poselectoral.

Un mes en el cual el río puede desmadrarse y revolverse, y los pescadores avaros agandallarse pingües ganancias en ese toma y daca de la oferta y la demanda, ley de la economía clásica calificada en este espacio siempre se ha denominado ley de la necesidad y del abuso.

Ya ahora, los precios de los productos básicos se han disparado –y se disparan semana tras semana- en los mercados populares, no digamos en los almacenes clasemedieros. La inflación está saliéndose de control peligrosamente, no obstante que los economistas del Banco de México argumenten que está en los rangos estimados. La gente “común” ya está sintiendo sus latigazos. El monedero o la cartera de los trabajadores se reduce más y más de un día para otro.

La más reciente encuesta sobre las expectativas de los especialistas en economía del llamado sector privado, correspondiente a julio, y divulgada este miércoles, de la cual hemos dado cuenta ya en este espacio, revela que el porcentaje de aumento de los precios, medido por el índice nacional de precios al consumidor, cerrará el año frisando los 4 puntos.

Para el cierre de 2012, los analistas de la empresa privada estiman una tasa de inflación anual de 3.91 por ciento, cuando la expectativa que manifestaron en junio fue de 3.81, Las expectativas de inflación general presentan incrementos peligrosos. Peligroso el incremento de lo que los expertos denominan inflación subyacente. Los cálculos indican que esta inflación será de 3.56 por ciento, cuando en junio fueron de 3.54. Y para el año venidero se calcula un crecimiento de 3.42, un porcentaje justado a la baja, pues en junio fue de 3.47 por ciento.

La inflación subyacente es la que más pega a las clases populares. Este concepto incluye sólo a los bienes y servicios cuyos precios son considerados por los economistas como menos volátiles. E incluye los bienes y servicios administrados como gasolina, electricidad y gas para uso doméstico; los concertados como transporte local y foráneo, telefonía, cuotas y licencias y otros, y los agropecuarios (36 frutas y verduras y otros 20 productos).

Para el periodo comprendido entre 2012 y 2016, los analistas calculan una inflación promedio anual de 3.58 por ciento, un décima abajo de lo que pronosticaron en junio pasado. O sea que, si el nuevo gobierno no pone las condiciones antiinflacionarias –y no incluyen estas el salario– la carestía seguirá siendo un flagelo más implacable que los pleitos de mercado que ahora están dirimiendo los siete magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

Y no estamos hablando aquí de las tasas de interés que cobran y pagan los intermediarios financieros (los bancos principalmente). Tampoco del valor real de los salarios, que según los consultores se verán beneficiados, durante lo que queda de 2012, con un aumento en comparación con sus niveles de la primera mitad del año.

La inflación, así, puede comerse lo que podrían ganar las remuneraciones reales de los trabajadores durante el año venidero.

A desfondo: Menos mal que López Obrador aseguró que “la lucha por la democracia” sería dentro de los cauces legales. Está comprometido. (Aclaro: yo no creo en esta democracia). Si es cierto que Andrés está totalmente dispuesto a ese juego fantasioso, no sólo tendrá que pedir que no lo culpen por, por ejemplo, los desmanes contra las tiendas Soriana. Y al final del día, aceptar el juicio del Tribunal electoral. No hay de otra. Mi cuasi paisano es un jugador más del match “democrático” plagado de marrullerías, transas, chanchullos puestos en práctica por derechistas, centristas e izquierdistas. Pero es de aquellos que no aceptan la crítica y advierten: quien no está conmigo está contra mí. Pues de este tamaño está la triste realidad mexicana, en donde lo único que importa a los políticos es someter a la población, para su propio beneficio, actitud de la que no escapa el candidato del Movimiento Progresista.

analisisafondo@cablevision.net.mx

 

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