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1127 20 Agosto 2012

 

Investigadores del INAH protestan

La toma de la taquilla

Hola a todos.

Como tal vez algunos de ustedes sepan, desde el 24 de julio los investigadores del INAH fuimos orillados a lo que Carlos San Juan llamó “la toma de la taquilla”. Desde ese día nos hemos mantenido en el Museo Nacional de Antropología con las taquillas cerradas, el acceso gratuito, actividades académicas, visitas guiadas y mesas de información. En estos años hemos visto el deterioro de nuestra Institución; si bien se han realizado denuncias y se han propuesto mesas de diálogo, la respuesta de los funcionarios siguió con imperturbable impunidad y cinismo.

¿Recuerdan la movilización por detener el deterioro de Teotihuacán? Yo sí. La afectación se realizó y quedan todavía las perforaciones en las estructuras, pero al menos se logró detener la obra impulsada por el entonces gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto. Bastaron unos días de movilización para rescatar este bien patrimonial. A pesar de la disminución de la materia de historia en los programas de educación primaria y secundaria, la pirámide del Sol es una imagen viva: el pasado prehispánico es símbolo de identidad.

Ahora la afectación no es en Teotihuacán. Es más difícil ubicar en un mapa a Temacapulín, Tzintzuntzan, Teposcolula, Coixtlahuaca. No todos pueden identificar una imagen del acueducto del padre Tembleque, la fachada del convento de la Merced, los edificios de Parras de la Fuente, el centro de Huamantla, el barrio de Santiago en Mérida. Todavía menos frecuente es contar con información de Wirikuta. La destrucción se multiplica, los arquitectos, arqueólogos, historiadores que atienden las denuncias en las delegaciones estatales del inah son insuficientes. Los funcionarios autorizan construcciones, obras, modifican contenidos en museos, entregan piezas arqueológicas e históricas sin mediar intervención y valoración de investigadores; es el criterio de funcionarios y la firma de convenios la que prevalece. La política cultural se desvanece y su vínculo educativo se oculta en el esquema de la burocracia administrativa. En los últimos meses se aceleran las decisiones que ocasionan la pérdida del patrimonio. Accionan con premura, torpeza y en la impunidad.

Todos los días escuchamos, vivimos y sufrimos el empobrecimiento, la inseguridad, la falta de perspectivas, el desacuerdo político, es una época de desazón. De entre los males que enfrentados hemos relegado la educación y la cultura. El patrimonio arqueológico e histórico parecen asunto menor, nota breve relegada en los medios cuando es problemática y magnificada cuando se trata de “cortar el listón inaugural”. Contamos con pocos suplementos culturales que ofrezcan reflexión; cada día las secciones culturales pierden espacio para convertirse en reflejos de los espectáculos.
Escribo este mensaje pues comparto con ustedes inquietudes, intereses, preocupaciones, perspectivas y ahora creo que es necesario hacerles saber que vivo con indignación lo que ocurre en el inah. No voy a cansarles con lo que llamamos ya “memorial de agravios”, menos con las quejas y anécdotas menores. Lo cierto es que dos gotas fueran las que derramaron el agua de este colectivo de académicos. La construcción de un museo sobre una plataforma prehispánica y la transformación de los fuertes de Loreto y Guadalupe. Para quienes deseen contar con más información, puedo enviarles documentación. En la página de internet del sindicato también pueden encontrarla.

Tal vez lo más urgente es responder ante la insistencia en "inaugurar" obras, museos, exposiciones en el cierre del sexenio. No les importa el deterioro del patrimonio, la pérdida de información para el análisis arqueológico e histórico, el violentar los significados históricos y cívicos de los monumentos históricos. Mucho menos la seriedad de la información que se divulga y el menosprecio cínico a los especialistas.
La torpeza de sus reacciones responde a la incapacidad para comprender nuestra indignación. No pedimos aumento salarial, ni prestaciones, ni mejoras en las condiciones de trabajo. Pedimos algo más elemental y por ello irrenunciable, un principio básico que une: respeto a la ley que protege el patrimonio histórico y cultural de todos los mexicanos.

¿Es tan difícil comprenderlo? ¿Es tan peligroso que reaccionan con un hurto torpe en el Museo Nacional de Antropología? No estamos en un diálogo entre pares, nada compartimos con funcionarios de paso, autoritarios y presurosos en mantener sus intereses. Tampoco podemos esperar a que el cambio de sexenio se realice. Tenemos que defender aquello a lo que estamos obligados. En tres semanas el ánimo ha tenido sus altibajos, pero la respuesta de los visitantes obliga. Obliga la curiosidad de los niños, el ímpetu de jóvenes, el enojo de los adultos, la solidaridad de los extranjeros.

Al ver las fotografías de Tzintzuntzan y escuchar la explicación del deterioro, una niña me hizo una pregunta: ¿por qué hacen eso? No quiero contestar nunca con un “porque los dejamos”. En la medida de sus posibilidades no los dejemos. Los invito a hablar, escribir, firmar, mensajear, pintar, cantar, comunicar. Somos académicos del INAH, pero el patrimonio es de todos.

Como siempre les mando saludos a todos.

Denise Hellion
denisehellion@gmail.com

 

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