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1129 22 Agosto 2012

 

ANÁLISIS A FONDO
Decepcionante presidencia

Deja Felipe Calderón país hecho pedazos
El PIB habría crecido 7.5%; la población, 10.6

Ciudad de México.- Suena muy duro. Pero es la realidad. Si algún calificativo puede aplicarse al sexenio de Felipe Calderón es el de “decepcionante” para quienes votaron por él, y creyeron en él, allá cuando se robó la presidencia e ingresó por la puerta posterior a la residencia oficial de Los Pinos, en  el lejano 2006.

Bajo la conducción del segundo y último presidente panista, sumando los crecimientos de cada uno de los seis años del sexenio, la economía mexicana habría crecido en un 7.5 por ciento en los seis años. Pero la población lo hizo en un 10.63 por ciento. Una profunda brecha que deja insatisfechos a millones de mexicanos, que ahora votaron por el retorno del PRI, porque “es mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer”

Por lo menos esto es lo que concluyen los economistas de la empresa consultora Tendencias Económicas y Financieras, cuyos cálculos revelan que las perspectivas no son nada optimistas para el cierre del sexenio.

Los últimos  tres meses década periodo presidencial son desgastantes y la economía tradicionalmente entra en un trance a la espera de lo que dirá y ordenará el nuevo presidente, mientras el Congreso, que habrá de inaugurarse el primero de septiembre, deberá de aprobar el presupuesto de gastos e ingresos 2013, que enviará no el nuevo gobierno, sino el saliente. Una atadura a la que tiene que someterse el nuevo inquilino de la casa presidencial.

Mientras, de acuerdo con los registros de la agencias gubernamentales que miden el comportamiento de la economía, y la propia Tendencias, el estado de resultados es una fuerte caída por la crisis del 2008 y un repunte que deja a México con un bajo rendimiento acumulado del 7.35 por ciento, pero al mismo tiempo con un crecimiento de su población de 10.63 por ciento.

Al tomar los datos y dividirlos año con año entre la población que había en México en ese año, los analistas descubren cómo el ingreso ha caído al final del sexenio, a pesar de la fuerte recuperación en los últimos dos años, y ello explica en gran medida el desencanto de la población, que se expresó en las urnas el pasado domingo primero de julio a favor del candidato de la aplanadora priísta, Enrique Peña Nieto.

Los saldos de los gobiernos panistas son pírricos. Si se revisan las cifras del crecimiento económico acumulado de Vicente Fox, usando el cuarto trimestre de 2006 versus el cuarto trimestre de 2000, da un crecimiento de 13.67 por ciento, mientras que con Ernesto Zedillo, el presidente priísta que le alzó el brazo al guanajuatense, en el 2000, el crecimiento fue de 20.02 por ciento.

Curiosamente, lo hecho por China influyó mucho en estos 12 años de panismo. México, gracias al Tratado de Libre Comercio de Norteamérica, tuvo una ventana de oportunidad y crecimiento muy fuerte de 1994 al 2000, a pesar de la crisis del 94, que se cerró repentinamente en el 2000, cuando China entró de lleno en la Organización Mundial de Comercio, y la crisis del 2001, con los ataques del 11 de septiembre de ese año, terminaron por estancar a México durante la primera década de este milenio.

Pero gracias a dicho estancamiento y al enorme avance de los sueldos en China, la apreciación de su moneda –y a que seguimos siendo vecinos de Estados Unidos-, México ha recuperado parte de su competitividad perdida y podría consolidarse como un fuerte ensamblador de autos a nivel mundial en los próximos seis años, sobre todo después del terremoto y el tsunami del 11 de marzo de 2011 en Japón, que demostró a las armadoras japonesas la necesidad de diversificar su producción fuera de su país y ha permitido a México atraer nuevas inversiones productivas en medio de la crisis global. Pero ahora todo dependerá de la imaginación de los gurúes de Peña Nieto.

Pero el horno aún no está para bollos y no lo estará por lo menos en el primer año de la nueva administración gubernamental. Un 4.3 por ciento de crecimiento en el primer semestre del año no es una tasa mala, pero sí muy mediocre, porque México tiene potencial de crecimiento superior al 6.0 por ciento, derivado de sus múltiples ventajas competitivas, pero Calderón, al enfrentar el juicio de la historia, deberá simplemente decir que no pudo lograr ninguna de las reformas estructurales con implicaciones económicas durante su sexenio, que será recordado por la extinción de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, y por el chingamadral de muertos en su guerra estúpida contra las fantasmagóricas bandas del narcotráfico y el crimen organizado. Pero si acaso el recuerdo durará unos 20 años o menos, porque después ya nadie se acordará de estos hechos. Calderón dispuso de los precios del petróleo más altos de la historia y no se le ocurrió impulsar el crecimiento económico nacional.

analisisafondo@cablevision.net.mx

 

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