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1373 31 Julio 2013

 

MUROS Y PUENTES
Depredadores aéreos
Raúl Caballero García

Dallas.- El “memorándum de entendimiento” firmado en la frontera hace unos días por el secretario de gobernación mexicano, Miguel Ángel Osorio Chong y la secretaria de seguridad interna de EU, Janet Napolitano, establece una actualización de lo que ya practican desde hace años, es decir que además del intercambio de “información de inteligencia”, en la frontera realizan patrullajes conjuntos en tiempo real.

Durante la visita de Napolitano a México ella lo dijo con todas sus letras, y el gobierno mexicano lo exhibió para las primeras planas. La secretaria estadunidense destacó que ya están trabajando “de manera más estrecha” respecto a como lo hacían antes, y que se han asegurado de que “lo que ha fallado no vuelva a fallar”. El nuevo estilo es no andarse con rodeos ni con declaraciones cifradas.

Lo que los funcionarios llaman “afinar y fortalecer los mecanismos bilaterales de intercambio de información de inteligencia y seguridad en la frontera común”, en los hechos, en el terreno (dado lo asimétrico de conocimientos y experiencia) se traduce en que los agentes mexicanos se subordinan a los norteamericanos.

Esa es la vuelta con que ajustaron la tuerca, el “mejoramiento de la coordinación”. Al final del día, queda claro quién conduce las operaciones y acaso también determina qué operaciones son conducentes.

Como la detención del líder de Los Zetas, Miguel Ángel Treviño, el Z-40, al que atraparon con la colaboración de las agencias estadunidenses y sólo gracias a la coordinación conjunta. Aunque en un primer momento el gobierno mexicano no lo reconoció, el congresista texano Henry Cuéllar lo corroboró casi de inmediato en Washington: “La Inteligencia de Estados Unidos colaboró en la labor de inteligencia (del caso Z-40), que fue conjunta”, dijo el representante demócrata por Laredo, Texas.

Por lo demás, quedó más que ventilado en Washington y en la capital de México que la Marina mexicana tuvo el apoyo de un dron (avión no tripulado), de tal manera que con precisión detectaron el momento y el lugar oportuno, en tiempo real compartieron la información o más bien desde el lado norteamericano, condujeron la operación para cercar al capo.

Por lo menos desde hace diez años la dirección de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP por sus siglas del inglés) sobrevuela drones en la frontera, según eso a fin de detectar el tráfico de drogas y de personas.

En otro momento hemos señalado que los drones y otro equipo de monitoreo a larga distancia es material de guerra que dejaron de usar en los conflictos bélicos —como lo reconfirmó el director de la Patrulla Fronteriza, Michael Fisher, recientemente, al explicarlo ante el Congreso—, pero más preocupantes se vuelven estas acciones cuando comienza a hablarse de usar drones con armas, aún y cuando se aclara que serían armas “no letales”.

Hace cosa de un mes (el 26 de junio) Fisher explicó a un comité de supervisión del Congreso, de un acuerdo de la Patrulla Fronteriza con el Pentágono, para usar en la frontera con México tecnologías que se empleaban “en teatros de operación foráneos”.

La Patrulla Fronteriza desplegó 224 sistemas de detección y monitoreo en nuestra frontera, equipos que fueron enviados por el Departamento de Defensa principalmente a la franja de frontera de Texas.

Con el retiro de tropas del escenario de guerra en Irak y la salida gradual de Afganistán, el director de la Patrulla Fronteriza ha buscado “capitalizar la oportunidad de reusar el equipo que los contribuyentes ya pagaron, a fin de ayudar a nuestros agentes”.

La entrega del equipo fue parte de otro “memorando de entendimiento”, éste entre la Patrulla Fronteriza y el Departamento de Defensa para la transferencia de equipo de monitoreo y detección.

Así la Patrulla reubicó 100 equipos tecnológicos en la frontera de Texas con México, entre los que se cuentan sensores terrestres para lugares remotos, sistemas de vigilancia global y sistemas de detección de imágenes térmicas, según declaró el propio Fisher.

Desde marzo de este año se pusieron en marcha vuelos “de evaluación de vulnerabilidades” con drones tipo Predator B, mismos que hasta ahora recolectan, de nuevo según el testimonio de Fisher, información de “inteligencia geoespacial”, incrementando sus capacidades de detección y monitoreo fronterizo.

Y al margen de ese testimonio, trascendió que el Departamento de Seguridad Nacional desarrolló planes para montar armas no letales en aviones no tripulados operados por la CBP.

Dichos planes se dieron a conocer en un documento de 2010 firmado por la secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, titulado “Concepto de Operaciones para Sistemas Aéreos Predator B no Tripulados de la CBP”.

Las armas serían usadas contra “objetivos de interés”, descritos como personas o vehículos que transportan contrabando o migrantes indocumentados.

Una sección del documento de 107 páginas señala que “las actualizaciones adicionales de carga útil pueden incluir armas no letales diseñadas para inmovilizar objetivos (de interés)”.

Los drones poseen cámaras con rayos infrarrojos que permiten realizar filmaciones en la oscuridad. Tienen dos motores que no generan ruido incluso a mil pies de altura. Pueden realizar sobrevuelos durante varias horas.

Cuentan asimismo con equipos de transmisión remota y tienen un sistema de rastreo satelital de vehículos, basado en tecnología GPS, que posibilita seguir un vehículo sin ser detectado. A todo lo cual le agregarían las armas “no letales”.

Sin duda, hace falta la descripción del cómo las susodichas armas inmovilizarían los “objetivos de interés”, pero el documento fue desclasificado con grandes partes cubiertas de tinta negra, dejándonos en ascuas.

En la actualidad la CBP opera 10 aviones de este tipo a lo largo de las fronteras con México y Canadá, y ahora la iniciativa de reforma migratoria aprobada en el Senado pide a la Patrulla Fronteriza operar drones las 24 horas del día, siete días a la semana a lo largo de toda la frontera sur... lo previsible, se dice, es que tras la versión que de dicha reforma se apruebe en la Cámara de Representantes, por lo menos 24 aviones adicionales serían desplegados en nuestra frontera, acabándola de transformar en el nuevo escenario de guerra.

Raúl Caballero, escritor y periodista regiomontano, es director editorial de La Estrella en Casa y La Estrella Digital en Dallas/Fort Worth, Texas.

rcaballero@diariolaestrella.com
Twiter: @raulcaballero52

 

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