514 12 de abril de 2010 |
SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO Solución a la Torre de Babel Edilberto Cervantes Galván
Para los constructores de la Torre de Babel la tarea se volvió imposible cuando no pudieron comunicarse al empezar a hablar en idiomas diferentes. Con las nuevas tecnologías de la información y las telecomunicaciones se ofrecen ahora soluciones a la comunicación directa entre personas aún y cuando éstas hablen en lenguas diferentes.
La traducción automática es ya una realidad. Desde hace algunos meses se puede traducir de voz a texto (lo cual se afirma es más complicado que traducir de texto a voz). En You Tube, por ejemplo, el usuario puede solicitar que un video con voz o audio en inglés incorpore subtítulos en castellano. El sistema telefónico de Google tiene la capacidad para traducir y convertir la voz en texto; no es que el aparato tenga la capacidad instalada o la información para traducir, en realidad la voz se envía a la “nube”, a Internet, y allí se realiza el proceso, la “nube” la regresa ya traducida.
También se ha desarrollado un aparato, con la forma de lentes o anteojos, que traduce en tiempo real lo que habla el interlocutor que está al frente de quien tiene puestos los anteojos. En los anteojos se proyecta el texto ya traducido; para ello cuenta con una cámara y un micrófono integrados. Al igual que con el dispositivo telefónico antes mencionado la voz se envía a Internet y allí el audio se convierte en texto en el idioma que se haya seleccionado.
Es indudable que estos avances tecnológicos magnifican las posibilidades de la comunicación entre los seres humanos. Sin embargo, lo más significativo es que representan un medio para contrarrestar las tendencias a la homogeneización que se habían venido impulsando para hacer del idioma inglés la lengua universal.
Es claro que una conversación o un texto sobre un tema especializado requieren para su traducción instantánea de procesos específicos que pueden ser más complejos. Algunas empresas europeas utilizan diferentes sistemas de traducción, dependiendo incluso de la temática: información general o reportes sobre la economía, por ejemplo.
En cuanto al uso creativo del lenguaje, a la literatura en forma de novela, cuento o poesía, ahí sí que los “ingenieros de la traducción” reconocen que la traducción automática o instantánea es prácticamente imposible.
¿Qué pasará con las escuelas de idiomas cuando estas tecnologías de la traducción instantánea empiecen a estar disponibles en los teléfonos o anteojos de uso cotidiano?
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