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16 de julio de 2010
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Inundaciones de sangre

Miguel Treviño Rábago

 

Las elecciones que se llevaron a cabo en Tamaulipas, son las elecciones más sucias que he tenido la oportunidad de presenciar. Fueron unas descaradas elecciones de Estado, en donde sin ningún recato ni respeto, el gobierno del estado manipuló a los órganos electorales para favorecer en toda la línea a los candidatos del PRI. Lo habían venido anunciando, y lo cumplieron: barrieron a la oposición a sabiendas que violentaron todas las leyes y se burlaron de la ciudadanía.

 

Invitado por el Partido de la Revolución Democrática (PRD) para suplir a un candidato a la alcaldía que "se les rajó" apenas registrado, por causas que todavía no tiene el valor de explicar, acepté participar con sólo 30 días de campaña electoral por delante y sin tener un peso en la mano para propaganda política. Pero el reto era interesante y el entusiasmo fue muy superior al interés monetario. La campaña se inició con sólo 10 mil volantes para repartir en calles, plazas y colonias.

 

Aclarando desde un principio que sería muy duro remontar la ventaja de otros candidatos que ya tenían más de dos meses en campaña y tiraban el dinero a carretadas porque se los proporcionaba el gobierno, los grupos de poder, las bandas que operan fuera de la ley, los nuevos caciques regionales y obviamente los medios de información al servicio del mejor postor. Como lo ha venido denunciando Andrés Manuel López Obrador: una mafia en todo el sentido de la palabra. Auténticos bandidos que operan en todo Tamaulipas.

 

Si Jesús Ortega, líder nacional del PRD, quiere saber quiénes son los responsables del desastre del PRD en Tamaulipas, no va a batallar mucho: el primero es el gobierno del estado, por su descarada intromisión en el proceso que terminó teñido de sangre de Rodolfo Torre. En segundo lugar está el dizque "líder" del PRD en Tamaulipas, Jorge Mario Sosa Pohl, que demostró abiertamente su entreguismo a los intereses del mismo gobierno estatal, que a través del presidente del PRI, Ricardo Gamundi, y de la secretaría general, que desempeña un representante de Línea de Masas, dictaron todas las estrategias para aplastar al PAN y al PRD. Los terceros fueron los integrantes del IETAM, que corrompieron el proceso eleccionario, atendiendo consignas del poder local; y cuarto, el comportamiento traicionero de seudo-perredistas que todavía hoy siguen denigrando, injuriando, calumniando y ensuciando al PRD en Tamaulipas y particularmente en Reynosa.

 

Las agresiones políticas del PRI-gobierno en Tamaulipas estuvieron a la orden del día. Las violaciones a la ley fueron el pan nuestro de cada día, y la maquinaria electoral que debiera ser imparcial, arrolló al PAN y al PRD con toda clase de argucias legales que se sacaron de la manga, o que de plano se las inventaron de la noche a la mañana. Fue así como en las boletas electorales se votó por un hombre muerto a balazos por desconocidos días antes del 4 de julio, y esas boletas se utilizan hoy para declarar gobernador electo al hermano del fallecido. ¿Perdón? ¿Tanta era la prisa del mismo grupo por quedarse con la gubernatura? ¿Y los abogados y expertos electorales del PAN se quedaron cruzados de brazos? ¿Qué ha hecho el comité ejecutivo del PAN por sus candidatos que ganaron en las elecciones y hoy se las hacen de agua? ¿Qué recurso interpuso el PAN para impugnar las boletas con el nombre de alguien que ya no está entre nosotros? ¿ Es válido entregar la gubernatura al hermano del asesinado? ¿Qué opina el señor Calderón, que es abogado?

 

En mi caso, ni siquiera mi nombre fue inscrito en las boletas para el ayuntamiento de Reynosa. Me convertí en el candidato "fantasma", porque a pesar de haber sido propuesto por la comisión política nacional y el CEN del PRD como candidato a presidente municipal, el "líder" del "sol azteca" en Tamaulipas, Jorge Mario Sosa Pohl, les madrugó a los dirigentes nacionales y municipales de Reynosa y registró por su cuenta y gusto a una persona llamada Marcos Heredia, cuyo nombre -con la anuencia de las autoridades electorales- apareció en las boletas el día de la elección. El desconcierto entre los electores fue total y era imposible darles una explicación de mi participación fantasmal. Lo más increíble es que Sosa Pohl impuso su voluntad sobre el mismo Jesús Ortega, con la complicidad de los dizque "árbitros" electorales al servicio del gobierno del estado, del PRI y de los caciques locales. Y dejo constancia que por escribir esto, hasta me pueden mandar asesinar, porque en Tamaulipas ya no hay respeto a ninguna ley y el orden constitucional está roto. Aquí impera la ley del revólver, como en el viejo oeste.

 

El 4 de julio pasado fuimos a votar en medio de un ambiente de terror. Los tamaulipecos en muy bajo porcentaje, si acaso un 30% salieron a votar, mientras un 70% prefirió no exponerse. Mientras todos los candidatos del PRI fueron "blindados" y hasta con chaleco anti-balas fueron a votar en medio de impresionantes operativos de seguridad, el resto de los candidatos nos presentamos a las urnas o solos o con sus familias. El PRI se ocupó de los del PRI y al resto de la población se le dejó en el desamparo total.

 

Como quien dice: "sálvese el que pueda". Y así vivimos hoy en Tamaulipas, sacándole la vuelta a las balaceras, corriendo al menor ruido parecido a un disparo, ocultándonos o tirándonos al piso para no ser confundidos con sicarios, tomando todas las precauciones al salir a la calle y regresando temprano a nuestros hogares porque de noche las calles están desiertas. Muchas familias ya de plano se fueron a vivir del lado norteamericano. Tamaulipas está inundado de agua y de sangre.

 

Tamaulipas vive la etapa más negra, violenta y sangrienta de su historia. Las elecciones que se acaban de celebrar fueron una auténtica farsa. Es cierto que el PRI arrasó, pero lo hizo a sabiendas que desde palacio de gobierno se manipuló a la autoridad electoral estatal y municipales, que toleraron todas las "mapacherías" del viejo PRI, que una vez más demuestra que nunca se ha ido y que hacen honor al dicho de "perro que come huevo, ni aunque le quemen el hocico". Los partidos más agredidos fueron el PAN y el PRD. El restó operó como comparsa del priísmo a cambio de jugosísimas utilidades económicas. Y conste que no es justificación, es declaración abierta de lo podrido que están los partidos políticos en los cuales la gente ya no cree.

 

Como dice López Obrador: hay que luchar con lo que se puede, y hasta donde se puede. Y eso hicimos muchos candidatos en Tamaulipas, sabedores de que seríamos objeto de toda clase de marrullerías y sinvergüenzadas patrocinadas por el PRI y sus comparsas, entre los que señalo y denuncio hoy a los "perredistas" traidores y para los cuales demando la expulsión fulminante y sin averiguación previa. Allí están los hechos y los dichos consignados en los medios de información. Todo ello por su hambre de migajas que les caen a los pobres muertos de hambre desde el mantel de los tricolores. Ojalá alguien le muestre esta columna a Jesús Ortega, para que se decida a limpiar de una vez por todas al PRD en Tamaulipas.

 

trabago49@hotmil.com              elobservadorpolitico@hotmal.com

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