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18 Abril 2011
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Lázaro Salazar Noyola, el ejemplo siempre

Margarita Tremari

lazaroOriginario de Charcas, San Luis Potosí, Lázaro Salazar Noyola llegó a Monterrey sin negar su origen humilde pero con sus sueños en el corazón. Inició como cobrador en una estación de radio y de ahí a poco, empezó a trabajar en el Canal 3, el Canalde Monterrey, ahora conocido como Televisa Monterrey.

Se recibió después de los 50 años como Licenciado en Comunicación. Recuerdo la primera vez que lo vi. Yo era una niña de 15 años queriéndose comer el mundo. Lazarito era el Coordinador del Programa Panorama, del Ingeniero Américo Leal Villarreal (QEPD).

Tengo miles de recuerdos, cómo me alentaba, pues yo me ponía muy nerviosa en mi sección de 3 minutos, el Rostro Panorama. Cuando todo toma fuerza es que ingresa a Noticieros como reportero y concluye su carrera de comunicación. Yo siempre estaba diciéndole: -Lazarito, llévame, ándale. Y acabada por ceder, incluso en situaciones extremas, como cuando la muerte del Capitán Domene.

Me decía Panterita, porque no me dejaba, siempre brincaba, ¡Bendita juventud!. Lázaro Salazar alternó con personajes de la talla de Lety Fernández Castillo, Mayra Saucedo, Gilberto Marcos, Andrés Bermea y Rubén Zarazúa Rocha, ahora ex-Senador. Soñó y logró ir a hacer un reportaje a la ONU, también tuvo, si mal no recuerdo, transmisiones de Miss Universo. Quisiera poder palpar en una excelente redacción lo que Lazarito siempre me apoyó. También me regañó y en conjunto con grandes profesionales del medio de Televisa fueron forjándome como una profesional.

Su partida deja un inmenso dolor en mi corazón, pero parece que lo escucho: -¿Qué pasó, Panterita?. Usted no se raje, adelante siempre. ¡Qué te van a ganar!. No, compadrito, no permitiré que esta separación física me derrumbe. Dejas una gran mujer, Juany, tu esposa, a tus hijos, hombres y mujer de bien. Y muchas personas que extrañaremos no haber estado más cerca de ti en tu partida. ¿Sabes, compadrito?. Deseo pensar que sólo duermes y que al cerrar tus ojos viste a Jesucristo, cómo vino a tu encuentro.

Gracias, compadrito, realmente eres un hombre que ha dejado huella sin mancha alguna. Te quiero mucho, quizás lo escuches. Este es mi humilde homenaje a ti, maravilloso ser humano.

 

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