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939 30 Noviembre 2011

El problema del narco
Mario Clío

M
onterrey.-
El crimen organizado es un monstruo de mil cabezas que no se resuelve con balas. La guerra declarada por el presidente Felipe Calderón contra el narco es una guerra de “músculos” en donde el costo total lo pagamos los mexicanos como sociedad, pero lo malo es que lo hacemos dos veces. Nuestro primer pago es porque las balas, helicópteros, tanquetas, granaderas y cuarteles los pagamos los mexicanos vía impuestos, y ese costo es caro, hablando en términos monetarios llanos.

Y el otro costo, el del lado del hampa, lo pagamos los mismos mexicanos por segunda vez, pero con dinero sacado del otro bolsillo de nuestros mismos pantalones. Dinero producto de extorsiones, secuestros, robos a mano armada, comercio de droga. Estos son sólo costos directos, sin considerar los efectos colaterales de éxodos y abandono empresarial que afecta a la economía de nuestras sociedades. Los costos periféricos de los engranes de nuestra productividad que también se quiebran.

Las guerras de una nación contra otra, normalmente generan gastos sencillos, en este caso, al ser una guerra en donde los dos bandos son mexicanos, excluyendo sus etiquetas, la convertimos en una costosa guerra de músculos de ambos bandos costeada por nuestros mismos bolsillos. El problema del narco no se trata de adicción, ni de comercio ilegal, se trata de “falta de control del dinero”.

En Colombia, el ex presidente Álvaro Uribe decretó un control absoluto al circulante a fin de restar poder a los grupos; ¿y cómo hacerlo si el dinero es un volante caprichoso que viene y va sin poderlo controlar?  El  tema es poner controladores en los sitios en donde el dinero vale, en donde el dinero deja de ser un papel caprichoso que es en la entrada de las tiendas. Un ciudadano colombiano, para gastar 20 mil pesos, debe identificarse con el número de cédula, y registrarlo al momento del gasto en el sistema central, en donde el gobierno va olfateando y compulsando los egresos de cada ciudadano y cotejándolo con sus ingresos.

En Colombia no es tan fácil comprar un yate, un rancho o una mansión, sin que el gobierno se entere, porque tantos años de guerrillas y de descontrol de la ambición monetaria les han enseñado que el problema del narco no es sólo un problema de valores, de violencia, de inseguridad, sino un problema de que el “dinero” carece los controladores. ¿Qué haría El Chino Zhenli Ye Gon en Colombia con un cuarto lleno de dinero sin poderlo gastar sin dejar huella?

El problema del narco no es un problema de balas o granadas, sino de controles monetarios. Un botín de un secuestro que aunque sea millonario no sepa a nada, no hará atractiva la acción de secuestrar. Un desempleado que comience a gastar como si fuera un magnate, o incluso un político que registre gastos superiores a sus ingresos, serán focos rojos que puede detectar un sistema similar al que Uribe implementó en Colombia. 

La solución en México es más fácil que comprar tanquetas y lo mejor, generaría mayor paz y confianza a los inversionistas nacionales o extranjeros, así como a la ciudadanía en general. ¿Querrán los políticos este tipo de soluciones?
 
www.marioclioescritor.com

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