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939 30 Noviembre 2011

Fragmentos de Arquíloco
Eligio Coronado

A
Fragmentos Arquíloco rquíloco fue un poeta y soldado griego (Paros, siglo VII a.C.) cuya obra ha llegado hasta nuestros días en forma fragmentaria. La más reciente edición de Fragmentos* (de 2011) ha sido realizada por el traductor mexicano José Molina Ayala (México, D. F, 1968).

Los 141 fragmentos, la mayoría de un renglón o dos, no dan idea clara de la temática que maneja el autor, aunque Molina Ayala introduce una guía para orientar al lector común: “La guerra (…). Los dioses (…). Amigos y enemigos (….). El mar (…). Sapienciales, sentencias (…). Deseo, mujeres, sexo (…). Ciudades (…). Poesía y adivinación (…). Mitos y fábula (…), Política” (p. 31-32), indicando de paso los fragmentos pertinentes.

Aún así, considero que el impacto de esta poesía se pierde por la fragmentación. No es lo mismo tener los poemas completos que sólo algunos renglones. En esas condiciones, no se pueden aventurar hipótesis de interpretación que sean definitivas.

Sin ánimo de encender una polémica, ¿cómo se puede juzgar una obra de hace 28 siglos que nos llega despedazada y además, apoyando la traducción en una versión italiana (Archilocho, Frammenti, 2001) que a su vez se basa en una versión francesa (Lambi et elegi Graeci, editio altera, 1989). 

Por supuesto que es un esfuerzo valioso vaciarla a nuestro idioma, pero después de cruzar por tanta aduana lingüística, ¿qué porcentaje de la obra original nos queda?

Es verdad que todos los autores queremos trascender, pero manteniendo cierta vigencia. Traducir y editar a Arquíloco ayuda a preservar su recuerdo, pero no renueva la importancia de la obra. Ésa se ha quedado en el pasado, cuando estaba completa.

Por ejemplo, el traductor señala que el fragmento 36 es de naturaleza sexual. Ese fragmento consta de un solo renglón: “Contra un muro fueron apuntaladas en densa sombra” (p. 63). ¿Qué personas o cosas fueron apuntaladas contra el muro? ¿Las mujeres? ¿Las armas? ¿Las tablas? ¿Las herramientas? ¿Las repisas? ¿Las ollas? ¿Qué debe suponer el lector común? ¿Debe completar la idea del autor? ¿Adivinar lo que quiso decir?

Consciente de las limitaciones del hombre común, que lee poco y de prisa, el traductor ofrece su propia interpretación de los textos arquiloquianos, así como el contexto en que fueron escritos  (p. 9-32) y suficientes notas de pie de página.

Pero también hay aciertos de la traducción, como este fragmento (el 21) dedicado la isla de Tasos: “Esta isla de Tasos, / como lomo de asno: / se eriza rebosante de bosque agreste” (p. 53).

*Arquíloco. Fragmentos. Trad., introd. y notas de José Molina Ayala. Monterrey, N.L.: Textofilia Ediciones / UANL, 2011. 146 pp. (Colec. Ión. Serie Poesía). Edición bilingüe, griego-español.

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