Te invito al Mate, al Matehuala
Luis Valdez
Monterrey.- ¿Hemos perdido la ciudad? ¿Hemos dejado de ser los dueños de la noche? De ser las criaturas que salían animadas a recorrer su territorio urbano y ver los cuerpos desnudos de mujeres que picadamente se embolsaban los billetes de la quincena, que pedían una copa, invitaban al privado y después ahí preguntaban si el cliente quería servicio completo, ahora hemos pasado a ser unos insectos que se esconden bajo las piedras en cuanto se va la luz del día.
Las noches ya no son nuestras. Desconocidos por nuestras propias calles, ahora caminamos con la muerte rascándonos las espaldas, bajando desde la nuca hasta el trasero esperando el momento idóneo, que puede ser cualquiera, para que en el exterior, justo en cualquier esquina o en el interior, un tabledance o una cantina, abandonemos nuestros cuerpos por los agujeros que nos dejen las balas o un granadazo.
Hace unos meses arrojaron a las ocho de la noche un par de granadas en un tabledance de Lincoln, del que se pudieron apreciar a sus bailarinas siendo sacadas en camilla con las piernas hechas jirones por las esquirlas. Imagen bizarra la de ver a mujeres en microfalda y shortcitos con las piernas hechas pedazos, goteando sangre.
Y en la noche de este lunes, un cuarto de hora antes de las once, unos tipos entran al Matehuala en Bernardo Reyes y Madero, y rafaguearon. Los periódicos anuncian que murieron 7. El Blog del Narco afirma que 10. En lo personal, no creo en los periódicos que le venden espacio publicitario a los políticos del partido en turno. Creo más en la guerra de información.
Espacios en internet como el mentado Blog del Narco encienden la chispa de comentarios como: “No mamen, a 800 metros de ahí donde está el Matehuala, sobre Madero y Cuauhtémoc están los hoteles donde se hospedan cientos de federales. ¿Y aun así pasó esto?” (Yuyis).
Otro comentario: “La comunidad de trasnochadores y bohemios de afición nos preguntamos qué está pasando, por qué contra los civiles, a dónde vamos a ir el viernes, al Tarro, al Cielo o a dónde, se están acabando los centros de diversión”. (El carretonero)
¿En verdad ya no es nuestra la ciudad? El territorio siempre es del más fuerte, del que logra evolucionar ante la violencia. ¿Recuerdan esa escena de Odisea Espacial 2001, en la que un simio aprende a portar un hueso y le rompe el hocico a otro? Bueno, pues bienvenido sea usted a la nueva ciudad de Monterrey, donde dominan los simios que tienen huesos en la mano.
