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Primero les trato un asunto que debiera ser personal pero, dados los rumores y hasta reclamos que me llegaron, me veo obligado a hacer la siguiente puntualización: estoy inscrito en un programa de doctorado, las tres semanas anteriores, la carga de trabajo académico (agregada al cumplimiento estricto de mis compromisos laborales) me dejaron virtualmente sin tiempo –y sin aliento- para elaborar mis acostumbrados comentarios políticos. Pero apenas la carga me ha dejado un tiempo libre aquí estoy de nuevo, para confirmar que no me quiebro y que no hay dinero que pueda comprarme.
Bien, ya tenemos a los candidatos del PRI a la vista de todos. Es cierto, los escogió, los "abanicó" y los impuso la Ninia de Dzemul pero, ojo, no todos llevan la "marca del cochino". Es más, sólo Angélica Araujo es capricho, uno más, de los caprichos de la Ñora del Justam. Para sorpresa de todos, los otros cuatro, deben verse como cuacos de otras cuadras (Enrique Castillo y Felipe Cervera), o son caballos cancheros que corren su propia carrera (Liborio y Rolando).
Tratemos de deconstruir el posible proceso de decisiones que recorrió la Cochi Gobernadora para llegar finalmente a los "cinco magníficos". Con Liborio, además del compromiso financiero contraído desde la campaña del 2007, tenía encima la presión de los "Gordos", del grupo de Jorge Carlos Ramírez que se ha hecho fuerte, desde sexenios atrás, por la recoja de dinero que hacen en los municipios (el pseudo periodista David Heredia, William Sosa, Juan Ricalde, entre otros). Pero, ¡vaya bronca! Si metía a Liborio a la nómina de candidatos, la Ñora de los Aviones ofendería a la familia Cervera, ya que Libo fue enemigo acérrimo de don Víctor (por eso tuvo que dejar el PRI y exiliarse en el PRD).
Bueno, la solución era darle otra candidatura a Víctor (el hijo) o a Felipe. Pero si le daba la candidatura a Felipe (como de hecho ocurrió), tendría que sacrificar a Elsa Sarabia y a Carlos Berlín (ambos muy cercanos a su corazón de condominio pero, también, dirigentes de la CNC y "enfilados" para el distrito II). La candidatura de Felipe encontró también inusitada resistencia en el "Club de los Corazones Rotos", ya que Cervera y Gaspar Quintal tienen muchas y grandes "facturas pendientes" con Rolando, con Vitocho, Cuevas, Mauricio. Por si todo lo anterior fuera poco, Emilio y Federico, que se han convertido en apoyos estratégicos de la Ñora de las Mentiras, le iban a reclamar igual trato que el dispensado al difunto Cervera. Y así fue como salieron las candidaturas de Enrique y de Rolando, dejando en el camino a ivonnistas y oportunistas como Ñerito, Marco Vela, Alejandro Menéndez, Gabriela Santinelli.
Total, la Gober de los caprichos sólo pudo meter una carta, teniendo que adoptar a cuatro, cuatro que no son de su piara. De esos cuatro, por lo menos tres, dejarán a su madrina "colgada de la brocha" tan pronto tengan que tomar decisiones que tengan que ver con su futuro político. ¿Quiénes son esos tres, llamados a cobrar distancia de la torpe dzemuleña en aras de crecer y de responder a sus propios retos políticos? Son: Felipe, Liborio y Rolando.
El caso de Felipe, mejor no perdemos tiempo en tratarlo. No va a crecer porque nunca fue capaz de entender siquiera en dónde estaba parado y por qué estaba allí (algún día abordaremos la indignidad de andarle chupando las medias a quien trató a su padre de traidor, de maricón y de cobarde, sin que nunca jamás se haya retractado). Rolando y Liborio tienen muchas más tablas, más formación y más capacidad que Ivonne Ortega. Ninguno de los dos nació políticamente con Ivonne Ortega, ni le deben lo que son a ella. La candidatura de Ivonne Ortega fue, para ambos, "estación de paso", como un taxi desocupado que se cruzó por su camino a la hora que lo necesitaban, pero nada más. La candidatura representa, para Liborio y para Rolando, la posibilidad de retomar su camino ascendente, camino para el que están preparados y que podrán transitar exitosamente en la medida que cobren distancia de las necedades y de las corruptelas de Ivonne Ortega (cosa que no puede hacer Angélica Araujo), dicho de manera cruda pero veraz.
Hasta aquí es donde se ha llegado en estos momentos, ya hay candidatos del PRI, es cierto, pero las expectativas no se han apagado: hay que esperar el nombre de los suplentes de Rolando, de Angélica y de Liborio. ¿Por qué? Porque los tres están jugando la diputación sólo como "medidor de posibilidades". De ganar cada uno sus respectivas elecciones, se convertirán en posibles candidatos a las alcaldías de Mérida (Rolando y Angélica) y la de Valladolid (Liborio).
Si logran ganar Rolando y Angélica su distrito (el triunfo de Liborio lo damos por descontado), que aparece como un reto lograrlo, se convertirían en lógicos candidatos a la alcaldía meridana para las elecciones de mayo del 2010. Y, el o la que resulte Alcalde de Mérida, será por méritos propios aspirante a la gubernatura, en julio del 2012, con grandes posibilidades de alcanzar también este objetivo. A Rolando lo miro con "piernas pa' jinete"; su problema es, será, "dejar de flotar", su problema no es de capacidad para gobernar, su problema es de cojones, indispensables para gobernar; a Liborio, pienso, lo lastran sus compromisos y enredos financieros; a Angélica la veo socialmente impresentable y políticamente muy vulnerable (¿cuándo se hablará y se le "pasará factura" por el grupo de los 10 y por los dineros del IVEY para la campaña de la "querida"?); creo que Yucatán condescendió demasiado al dejar pasar a Ivonne Ortega, cosa que ahora se empieza a lamentar. Apoyar a Angélica Araujo me suena como lluvia sobre mojado.
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