509 5 de abril de 2010 |
Diputados difuntos Claudio Tapia Como ladrones en banda, después de planear en secreto el atraco, cobijados por la obscuridad de la noche, aprovechando que la ciudad estaba desierta y que los pocos habitantes que no tomaron el puente estaban distraídos por los administradores de la ignorancia, con asuntos tan importantes como el de saber si el Travieso seguirá dirigiendo a los Tigres, los diputados de la LXXII Legislatura del Estado de Progreso consumaron (salvo dos excepciones) el despojo. Nuestros legisladores entregaron a la empresa privada Desarrollo Deportivo y Comercial, subsidiaria de Femsa-Heineken, el predio de 24.5 hectáreas que forma parte del ecosistema del Parque La Pastora, en el municipio de Guadalupe. Para tratar de encubrir el delito que, según confiesan, cometieron presionados por el poder fáctico empresarial que debieron denunciar, se valieron de toda clase de mentiras y artimañas. Sin ningún recato, disfrazaron de comodato (préstamo de uso, dice la ley) el otorgamiento del uso, aprovechamiento y explotación del predio, como si se tratara de un fundo minero, pedrera o yacimiento. Fingieron no darse cuenta de que conceder la explotación, le permitirá a la empresa privada no sólo servirse de él, sino agotar sus recursos. ¿Con qué fundamentos y motivos? Con qué facultades? El Río La Silla, sus afluentes y mantos acuíferos, son bienes de la nación. ¿Y el 27 constitucional? ¿Y Conagua? Está claro el vicio de inconstitucionalidad. Excedieron sus facultades. Hay desvío de poder. Tendrán que responder. Cedieron durante 60 años prorrogables, el predio de 24.5 hectáreas, más las necesarias para la vialidad interna, sin especificar cuántas hectáreas más serán ni quién la construirá, valiéndose del pretexto de hacer un estadio-cantina que no ocupará más de 6. ¿Y las restantes, a qué se van a dedicar? ¿Y los 12 kilómetros del Río La Silla, cómo los van a aprovechar y a explotar? De la vialidad externa ni hablar, el estado la construirá. Eso ya estaba negociado. Eso sí, con su doble moral, les prohibieron los juegos de azar, como si tuvieran esa facultad que corresponde a la autoridad federal. Si obtienen el permiso federal, ¿les podrán prohibir realizar una actividad más lícita que la de alcoholizar? Si de apuestas hablamos, lo malo está en la actividad. Si de beber cerveza se trata, lo malo está en la forma de beber y no en la indiscriminada venta de alcohol. Algo más, los generosos diputados, solidarios con los pobres a quienes despojaron de su parque, negociaron que, si éstos se portan bien, a algunos afortunados les regalarán boletos para que puedan entrar a ver cómo se divierten los que sí pueden pagar. Migajas de su propio pan. Así es como contribuyen a abatir la desigualdad. Así es como combaten la criminalidad. Contagiados por la euforia ecológica global, le sacaron algo más al empresario voraz: a cambio del ecocidio que necesariamente se realizará, plantarán 2068 árboles nativos que algún día crecerán. ¿Y los árboles centenarios que caerán? ¿Y la flora y fauna que destruirán? El desvergonzado robo dejó al descubierto el maridaje político- empresarial que conduce a nuestro estado en reversa. Murió la representación popular y feneció el prestigio social. Los farsantes de la representación popular están difuntos, como dijo el personaje principal de La muerte tiene permiso, cuento de Edmundo Valadés. Recordarlo, viene bien en el aniversario de la revolución. Lo resumo: en una asamblea de ejidatarios, Sacramento, pide hablar a nombre de los de San Juan de las Manzanas para denunciar al presidente municipal que ha cometido toda clase de tropelías y abusos de poder. ¡Ya no lo aguantamos! De nada valieron ni las vueltas ni los papeles, el alcalde nos despojó y nos acusó quesque por revoltosos. - Por eso, les pedimos su gracia para castigar al presidente municipal. Solicitamos su venia para hacernos justicia por nuestra propia mano… - Somos civilizados, tenemos instituciones; no podemos hacerlas a un lado. Sería justificar la barbarie, los actos fuera de la ley.
Lo que sigue ya no es cuento: la ciudadanía, agraviada por sus desvergonzados diputados, se dirige a la suprema asamblea que es nuestra Constitución, que en su artículo 39, dice: “Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste”, para pedirle permiso para revocar el mandato y retirar el poder a los diputados que lo usaron en beneficio propio y en perjuicio de sus representados… Pos muchas gracias, pero el permiso no será necesario, los diputados de la LXXII Legislatura del Estado de Nuevo León, desde la semana pasada, están difuntos.
claudiotapia@prodigy.net.mx Para compartir, enviar o imprimir este texto,pulse alguno de los siguientes iconos: ¿Desea dar su opinión?
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