509 5 de abril de 2010 |
LA VENTANA DE CAÍNUrbanismo humanistaEntrevista con Jorge Longoria, ex presidente de la Sociedad de Urbanistas Roberto Guillén
¿Cómo explicaría la dimensión humanista en el urbanismo? Evidentemente, el crecimiento macro de la ciudad, la mancha expansionista que sigue su curso incontenible ha llegado a deshumanizar las ciudades. Al deshumanizarlas, se pierde la escala del ser humano, dentro de la propia metrópoli. Tenemos que voltear a ver al urbanismo con ese gran énfasis de humanismo; es decir, el ser, el hombre, se debe a sí mismo, se debe al cuidado de la naturaleza, procurar por ella y la coexistencia con ella. No puede existir un desarrollo urbano acelerado, sin la asociación de la naturaleza con el ser humano. Y eso es lo que pretendemos, que este enfoque, en la sociedad de urbanismo, deba darle ese énfasis: un urbanismo con un sentido social, humanista.
¿Cómo observa el proyecto de construir un estadio en una reserva federal protegida? Hoy las técnicas constructivas y las ecotecnias que existen a nivel mundial, son buenos referentes como para saber si cabe o no cabe dentro de la ciudad. En lo personal, siento que cualquier obra que se llegue a ejecutar, debe tener una gran dosis de aportación y de beneficio para la comunidad. Si no es así, sería muy lamentable y muy criticable. Creo que dentro del diálogo, dentro de lo que sería la búsqueda de la sustentabilidad, se deben buscar las soluciones adecuadas para que todo se pueda realizar. Creo que si este proyecto viene a aportar soluciones, coexistentes en la zona, y que nunca se van a poder resolver, sin una inversión cuantiosa, una inversión importante, los ojos de la gente no voltean a ver este sitio. Yo tengo conocimiento de causa, de desarrollos que han generado una enorme controversia en su inicio y que han traído una enorme contribución al desarrollo del medio ambiente: la transformación de Ciudad Madero, en Argentina; la transformación que se hizo en el centro de Baltimore, con el estadio de futbol americano y de beisbol, dentro del centro de la ciudad, que sirvió como un detonante para el desarrollo y el rescate de la propia ciudad, son claros ejemplos de lo que se puede hacer. En este caso, fuera de pasiones y fuera también de rasgarse las vestiduras, lo que se debe hacer es ser sensato en el análisis, ser humanista en el estudio y ser realmente propositivos, constructivos, para que las cosas se puedan llevar armónicamente con todos los involucrados.
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