FRONTERA CRÓNICA

Riesgo de intervención

J. R. M. Ávila

Tras la detonación de un explosivo en el Consulado General de Estados Unidos en Nuevo Laredo el viernes 9 de abril de 2010, no se ha dejado esperar el cierre de ese y otros consulados fronterizos.

Aunque no hubo más herido que el orgullo gringo, si al incidente agregamos la ola de violencia que se ha presentado desde hace tiempo entre el gobierno mexicano y el narco, no dudemos que esto se tome como pretexto para que el gobierno del otro lado intervenga nuestra frontera norte.

Menos duda nos quede cuando un escritor de la talla de Carlos Fuentes, además de ensalzar al ejército mexicano como institución y considerar un error que éste abandone la lucha contra el narco, sugiere la intervención de policías extranjeras que “no se andan por las ramas” como las nuestras.

Si se aprueban a la ligera estadios de futbol y construcciones contra natura, si se usa impunemente la autoridad para perjudicar a los que menos pueden o tienen, ¿dudará mucho este gobierno que no nos merecemos para permitir la intervención extranjera en nuestro país?

Una vez asestado este golpe, de nada servirán mil marchas como las que ponen el grito en el cielo sólo cuando los muertos son gringos o estudiantes del Tec de Monterrey y se desentienden cuando las víctimas pertenecen a grupos no privilegiados.

El error de origen, como bien dice Joaquín Sabina, es que Calderón, el ingenuo (¡vaya eufemismo!), haya declarado al narco una guerra que no podrá ganar. Y no hay marcha atrás.

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