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14 de abril de 2010
15diario.com  


 

El lenguaje literario de Ximena Peredo

Eligio Coronado

 

cor2Los buenos momentos de la narrativa de Ximena Peredo (El buen entendimiento) se dan en el lenguaje. Este sustenta sus dieciséis cuentos con la novedad y el ingenio suficientes para configurarles un nivel promisorio.

 

Mujeres que desean ser violadas (“Sueña la princesa”), que padecen el tránsito hacia su futuro matrimonio (“El buen entendimiento”), que predican sin predicar (“Misión dominical”), que extrañan al padre (“Alicia y la gaviota”), que padecen alguna forma de posesión (“Miento: no miento”) y que deliran en el tobogán de la soledad (“Nina”), no hubieran podido ser creadas sin el oficio que demuestra esta autora.

 

Su lenguaje le permite estructurar con solvencia y credibilidad escenas, pasajes y párrafos que para otros podrían ser complicados: “La mirada de Alicia quedó suspendida en medio de los dos, justo en el centro, como esfera azul metálica” (p. 18), “La gente me arrojaba cacahuates que luego al caer al piso se convertían en nardos” (p. 94), “…yo me quedé inmóvil, esperando a que sus palabras terminaran de rebotar en las paredes” (p. 37).

 

Su naturalidad nos empuja a seguir leyendo. La posibilidad de encontrar nuevos aciertos le proporciona cierto encanto a la búsqueda. Pero lo que también hallamos, inmersas en la corriente del lenguaje, son más mujeres en la cuerda floja de la realidad: la ex-activista política (“El intermedio”), la que ha aprendido a vivir en la espera perpetua (“La sospecha”), la que sólo observa sin participar (“El cilindro”), la que vende sus favores como modus vivendi (“Paco y La Dragona”) y la que no obtiene respeto ni siquiera estando muerta (“Experiencia celestial”).

 

La pluma de Ximena encuentra cauces que convendría explotar. Acaso podría orientarlos hacia la poesía: “Observas las gotas adheridas al cristal que se van derramando una a una: desmayadas” (p. 77), o hacia el drama: “Lloraste sin poder detenerte, líquida, extendida en el suelo de tu cuarto” (p. 23) o bien hacia el humor negro: “Tiene la impresión de que ese cuerpo está abandonado, olvidado por un cliente, tal vez dejado en prenda por el pago” (p. 65).

 

Todos los recursos son válidos al armar un texto y Ximena Peredo (Ciudad de México, 1981) lo sabe. Su experiencia periodística de más de una década la ha enseñado a escribir bajo la presión del tiempo. Así ha afilado su creatividad.

 

Ximena Peredo. El buen entendimiento. Monterrey, N.L.: Edit. UANL, 2009. 96 pp. (Colec. Narrativa.)

 

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