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909 19 Octubre 2011

FRONTERA CRÓNICA
Primero muertos, que dictadura
J. R. M. Ávila

Monterrey.- Asistí tres veces a la Feria del Libro de Monterrey, escuché cuatro presentaciones de libros, leí en Días Feriados, compré los libros que pude y, en uno de las presentaciones, escuché de alguien del público una frase que me dejó frío: “Prefiero que haya muertos a que haya dictadura”. Lo dijo de pasada, lo dijo como si fuera algo natural.
No supe si se refería a una dictadura de izquierda o derecha, a una dictadura del narco o a una dictadura militar, pero entendí que se refería a la matanza por la que pasa nuestro país en estos momentos.
Esperaba que se explicara pero no lo hizo. Hubiera querido pedirle que lo hiciera, pero no me atreví ni siquiera a verlo. ¿Quién prefiere muertos en este país? Cualquiera respondería que Calderón, los grupos paramilitares, el ejército, la marina, los diversos grupos del narco, pero desecharía pensar que la gente en general piensa así.
Sin embargo, en otra presentación, un señor de edad avanzada que aparentaba ser culto, aludiendo a la indefensión en que las autoridades tienen a la ciudadanía, dijo: “Si a mí me agredieran, no dudaría en matar a los agresores”.
Un día después, conversando con un compañero de viaje, mientras nos enterábamos de que el ejército había presentado a nueve presuntos malhechores, externó su opinión: “¿Para qué los presentan? ¿Dónde van a meter a tantos malandros? Mejor que se los echen y se quitan la bronca”.
Entonces recordé que dos días antes, en una revistería, me atrajo el encabezado de un periódico que hablaba acerca de que el ejército había abatido a una gran cantidad de narcos en Vallecillo. Una mujer de edad madura dijo, como para que la oyera: “A ver si así aprenden”. La vi y respondí a su sonrisa. Tal vez creyó que al sonreírle estaba de acuerdo con ella, pero mi sonrisa era más una pregunta: “¿Qué pueden aprender los muertos?”. Pero no quise decirlo. ¿Qué tal si se refería a los soldados?
Por otra parte, es obvio que nadie que sea gente de paz elige una dictadura. No obstante, la dictadura está aquí. ¿O a alguien le preguntaron si el ejército podía poner retenes donde se le antojara? ¿Acaso nos consultaron para que los soldados abarrotaran el área metropolitana de Monterrey? ¿Tomaron en cuenta la opinión de la ciudadanía respecto a la utilización de la mancha urbana como campo de batalla?
De manera que, visto así, hay dictadura y hay muerte. Una dictadura que nos endilgaron y una muerte que puede llegar sin que juguemos ruleta rusa. Ni elegimos la dictadura ni la muerte que muchos civiles prefieren, pero están aquí. Si alguien no quiere darse cuenta, sus razones tendrá.
Ya repuesto del asombro, supongo que le preguntaría el hombre al que no quise ver el rostro: Si usted fuera candidato a una muerte inesperada, ¿seguiría manteniendo aún su preferencia?


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