¿Consulta abierta y directa?
Juan Reyes del Campillo
Ciudad de México.- Al instalar su nuevo Consejo Político Nacional, el Partido Revolucionario Institucional decidió que para la selección de su candidato presidencial realizará una consulta abierta y directa entre sus militantes y simpatizantes. Ello implica que se tendrán que instalar urnas en todo el país para que, quienes así lo deseen, acudan a elegir a quién consideren que podría ganar la elección del próximo año.
En los dos últimos procesos presidenciales, el PRI desarrolló elecciones internas como una forma de superar el viejo dedazo de la época del partido hegemónico. Desde luego, los resultados no siempre fueron halagüeños, ya que en 1999 el partido resultó un tanto dividido y en 2005 el experimento fracasó cuando el ex gobernador Arturo Montiel, ante las evidencias de corrupción, se vio obligado a retirarse de la contienda y Roberto Madrazo tuvo entonces un contrincante fallido, prácticamente un desconocido, sin peso político nacional.
Ahora las condiciones son diferentes y todo indica que Enrique Peña Nieto se habrá de enfrentar a Manlio Fabio Beltrones. Pero no sólo las condiciones son diferentes sino también las mismas reglas. Ahora se han establecido formalmente las precampañas, para las cuales si no hay por lo menos dos interesados, no se podrían llevar a cabo. Para una precampaña se necesitan dos contendientes y es por eso que en todos los partidos políticos (claro, los que cuentan y definen la táctica de la competencia) encontramos a más de un precandidato.
Existe una amplio consenso entre la clase política y está confirmado por todas las encuestas, que Peña Nieto tiene una amplia ventaja sobre el Manlio Fabio Beltrones. No obstante, el senador tiene una amplia experiencia política y es quien ha estado marcando la pauta del proceso interno. Ha planteado que es necesario tener primero el programa y después al candidato; insistentemente ha señalado que el priismo debe tener claro para qué quiere ganar la presidencia y qué quiere hacer con ella. Su reciente propuesta de “gobierno de coalición” lo ha posicionado como un político abierto al diálogo y a la negociación, con el ánimo de alcanzar acuerdos políticos.
Lo anterior lo está mostrando como un precandidato de verdad y no de pacotilla como algunos quisieran hacerlo ver. En los hechos va a obligar a Peña Nieto a presentar sus propuestas iniciales, pues no puede nadar de muertito sin exponerse en la confrontación de ideas. Este ha dicho que quiere hacer de Pemex la palanca del crecimiento nacional, pero también dice que, al margen de posiciones ideológicas, hay que transformar la empresa y hacerla más competitiva.
Ahora falta que nos diga cómo piensa hacerlo, si apuntalándola como parte estratégica del sector público o simplemente privatizando sus áreas más rentables. Lo mismo en muchos otros aspectos que son necesarios para reactivar la economía del país, como la idea de una reforma fiscal que permita al Estado una mayor recaudación y no seguir en los últimos lugares de la OCDE. ¿Pensará hacerlo estableciendo el IVA a alimentos y medicinas como quieren los panistas o tiene alguna otra fórmula más integral? Pronto tendrá que aclarar también qué entiende por construir un Estado más eficaz.
Lo cierto es que el proceso electoral promete una interesante confrontación de ideas entre los que pretenden instalarse en la presidencia. Lo importante es también que éstas se privilegien en los medios antes que las imágenes o las meras propuestas fugaces sin forma ni contenido. En política las formas son siempre importantes, pero el sentido y los significados son los que alimentan las disyuntivas. El país está urgido de cambios y de políticas eficaces y eficientes que, más allá de la inseguridad, generen expectativas de crecimiento.
En términos generales es bueno que el PRI haya decidido la selección de su candidato mediante una consulta abierta y no simplemente a partir de una reunión en donde los que deciden llegan con los dados cargados. En los hechos esta es la fórmula que en principio más les conviene, aún cuando hacia el final de la contienda interna decidan que mejor no se hace la elección. Dependerá de que el senador Beltrones no se vea marginado ni desplazado. Desde luego, es importante aprovechar el espacio de las precampañas para tener una presencia mediática constante.
El interés por las precampañas dependerá de si los contendientes establecen una competencia efectiva de ideas y propuestas alternativas. No tendría mucho sentido escuchar a los precandidatos haciendo esgrima con las mismas propuestas, ni tampoco un ejercicio de rutina como si fuera simplemente una pelea arreglada. Sin embargo, más vale darles el beneficio de la duda y suponer que nos encontramos ante proyectos de diferente calado.