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919 02 Noviembre 2011

Los toros desde la barrera
Mario Clío

Monterrey.- Van dos a cero en el marcador de los críticos sociales, que a la hora de demostrar sus habilidades reales en la resolución de los problemas, se quedan sencillamente chupando el dedo.

Para los acérrimos cuestionadores de las autoridades locales, resolver los problemas como la inseguridad o la vialidad, les parece muy fácil, sin tener siquiera una vaga idea del tamaño de los problemas. El primero en subirse a la báscula fue Carlos Jáuregui quien desde la presidencia de Vertebra cuestionaba constantemente las actividades y decisiones que se desarrollaban en el tema de seguridad en el estado de Nuevo León.

Rodrigo Medina, a la hora de armar su gabinete lo invitó seducido quizás porque Jáuregui presumía de saber cómo hacerlo. La decepción nos costó valiosos meses en que no sólo no se hizo nada, sino que la delincuencia organizada creció como plaga. Luego acudió a un policía jubilado (Luis Carlos Treviño Berchelmann) a tratar de tapar el hoyo, hasta que parece que un general  en retiro (Jaime Castañeda) fue a detener un poco el temporal, al menos a atenuarlo, pero la novatada nos dejó mudos, y a Jáuregui sin ganas de volver a abrir la boca en público.

El segundo en entrar a la báscula fue Ervey Cuellar, un ex directivo de la iniciativa privada y presidente del mismo organismo intermedio (Vertebra), que desde ese foro atacaba a todo lo que oliera a oficialista. El alcalde de Monterrey lo sentó en la responsabilidad de las vialidades de la ciudad más colapsada del norte del país, en medio de las construcciones del par vial que en Nuevo león se registran. Él comenzó a realizar su chamba (no pagada) en la Dirección de Tránsito y Vialidad de Monterrey con anuncios dados erróneamente a los medios, semáforos, cifras y montos equivocados, disimulo de sus agentes en el apoyo a vialidad por desviaciones en zonas de construcciones estatales y federales, y ahora, el colmo: la falta de señalización de una obra de drenaje pluvial en el carril express de la avenida Morones Prieto, que cobró la primera víctima.

Un repartidor de tortillas que en su camioneta se impactó entre un camión nodriza y su propia carga quedando prensado. Lo más cínico fue escucharlo en los medios defendiéndose de que el accidente se debió a imprudencia, sin considerar que el tráfico ya estaba colapsado, y los ciudadanos al perder horas en el caos, lo que buscan es avanzar más rápido para compensar el tiempo perdido.

Es lo malo de tener a ingenieros que creen que con fórmulas hechas en su escritorio, como si fueran tableros de ajedrez, las situaciones se resuelven por arte de magia. Eso significa que nos cuesta caro sus novatadas. 

En la lista están calentando el brazo los Canacos, Caintros, Coparmexos y Vertebros, quienes insisten en tragarse el mar en un buche. Llegan a hablar tanto que logran venderse como las “Maravillas Enmascaradas”; sin embargo, las decisiones de ponerlos en puestos estratégicos nos cuestan mucho como sociedad.
 
www.mariociloescritor.com


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