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919 02 Noviembre 2011

HABÍA UNA VEZ
Regaño a gobernadores omisos
Everardo Hernández Medrano

Matamoros, Tamaulipas.- El presidente Calderón regañó a los gobernadores por incumplir con  el proceso de certificación de policías, entre ellos al de Tamaulipas, Egidio Torre Cantú, quien no pudo explicar a qué se debe que a diez meses de su gobierno, no se ha avanzado lo suficiente en materia de certificación de las instituciones de seguridad pública en la entidad.

El presidente Felipe Calderón Hinojosa llamó a los gobernadores de todo el país y al jefe de Gobierno del Distrito Federal a no ceder en la meta de darle a la ciudadanía instituciones de policía confiables, toda vez que “esa es nuestra obligación ética, legal, (y) me parece que constitucional”.

En la 31 Sesión del Consejo Nacional de Seguridad Pública, el mandatario preguntó: “¿Hay alguna otra prioridad en sus gobiernos mayor que ésta, más apremiante, más urgente?”, en clara referencia a que muchos gobernadores están más preocupados por saber cuánto le pueden pedir a los contratistas, que resolver los problemas de seguridad.

Calderón destrabó un debate suscitado entre los gobernadores sobre  la posibilidad de cada estado de cumplir o no el mandato de ley de tener policías confiables en su totalidad en enero de 2013, porque Tamaulipas va sospechosamente muy retrasado.

En el seno del Consejo Nacional de Seguridad Pública, el mandatario propuso ─y se aprobó por unanimidad─ que se celebre una nueva sesión en diciembre para que cada gobierno estatal presente la “ruta crítica” que le permita cumplir la meta de tener instituciones certificadas.

El presidente de la república reconoció que hay gobernadores que sí hacen ese proceso de formación de nuevos cuerpos policiacos, “pero hay casos en que pasan seis meses, otros seis meses, otros en que llevamos tres años, y todavía no se ve claro cuándo van a empezar a revisar en serio a sus policías”, lo cual resulta muy sospechoso.

Noche de Brujas
En lugar de cumplir con la tradición de acudir a los panteones a recordar a sus muertos, tres damas de la élite se citaron en conocido centro nocturno de la capital chilanga para inaugurar su propia versión de honrar a sus muertos, aprovechando que en la televisión estuvieron insistiendo y arreando al público, en que todos los mexicanos deben ir a celebrar su Día de Muertos en los antros de la ciudad.

Beatriz Paredes, Elba Esther Gordillo y Dolores Padierna pidieron una botella de tequila y servicio.

El mesero preguntó qué marca de tequila querían.

Dolores le contestó sorprendida:

─ Pues de la que anuncian en la tele, cómo que de cuál marca.

Las tres damas de la élite política nacional no llevaban disfraz, porque no era necesario. Beatriz llevaba su uniforme: huipil blanco y bordado, como siempre; Elba Esther vestía una breve faldita y blusa de colegiala; mientras que Dolores llevaba un vestido típico que le regalaron en La Merced.

El galón de tequila iba a la mitad cuando arribó al lugar un sujeto pequeño, calvo, orejón, mirada maligna, al que algunos identificaron como El Chupacabras, y se acomodó junto a otro que traía un disfraz de Presunto Inocente, confeccionado a la medida por la procuraduría de Coahuila, mientras que en la mesa de al fondo a la derecha se sentaron El Jefe Mínimo, cabresteando un tierno y avispado corderito que miraba con rencor la mesa donde estaba sentado un sujeto disfrazado de Gavioto, que escuchaba atento los consejos de El Chupacabras.

Todos estaban muy felices y contentos, satisfechos de tener fortunas y fondos de retiro blindados contra cualquier crisis global, cuando llegó El Diablo disfrazado del diputado petista Gerardo Fernández Noroña y dejó escapar una terrorífica carcajada que heló la coagulada sangre de los presentes.

Se hizo un peligroso silencio.

El Diablo se apoderó del micrófono, como si estuviera en la Cámara de Diputados y ordenó a todos que regresaran al infierno porque pronto amanecería.

Todos salieron apresuradamente y en la confusión El Chupacabras se apoderó del inocente corderito y huyó buscando las sombras de un callejón oscuro.

─ ¿Me vas a chupar la sangre? ─preguntó el asustado corderito.

─ Claro que no ─protestó indignado El Chupacabras─ eso es de los vampiros de la tele.

─ ¿Entonces qué me vas a chupar? ─preguntó esperanzado el corderito.

─ Te voy a chupar los sesos ─afirmó rotundo El Chupacabras.

─ Jajaja fue la hiriente respuesta del corderito.

─ ¿Por qué te ríes? ─preguntó molesto El Chupacabras.

─ Es que no tengo sesos ─y soltó otra carcajada burlona.

─ Eso ya lo sospechaba ─dijo sonriente El Chupacabras─ sólo quería comprobarlo, jajaja. Y se perdió entre las sombras de los contendores de basura del callejón.

ehernandezm03@hotmail.com


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