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936 25 Noviembre 2011

Descifrando el cambio en Sinaloa
Ernesto Hernández Norzagaray

M
azatlán.-
Hace algún tiempo alguien del equipo de campaña de Malova confió a la prensaque la palabra cambio había salido de un sondeo acerca de lo que más estaba en el ánimo de los sinaloenses. Quizá es cierto. El insumo de esa opinión de esperanza fue el hartazgo de ver como se deterioraba el tejido social y la manifiesta incapacidad del gobierno de Aguilar Padilla para solucionar los problemas. Por eso cuando una parte de la mayoría electoral decidió su voto sabía lo que no quería y lo que le ofrecía algo de esperanza. Vizcarra o Malova, era el dilema de esa masa crítica. Votó entonces a favor del candidato de la coalición Cambiemos Sinaloa y esta pieza de propaganda se transformó en exigencia. Los ciudadanos le tomaron la palabra. Ahora exigían su cumplimiento desde el primer día. Y esto no era, ni es, nada fácil, aun con apoyo electoral. Resultaba necesario asumirse como agente de cambio de las inercias del pasado. Malova quizá no se había pensado como tal y esperaba en su foro interno un gobierno que administrara inercias y problemas.

Y es que cuando uno revisa la plataforma electoral de la coalición Cambiemos Sinaloa registrada ante el CEE se encuentra con un documento mal hecho hasta en la forma. Había sido elaborado con prisa y fue visto por los que lo escribieron para salvar el trámite de registro del candidato. Nunca fue preparado como un documento que recogía los anhelos de cambio que pedía de distintas formas la sociedad sinaloense. Y, entonces, ahí está el primer problema del gobierno de Malova que llegaba –pese a qué habían transcurrido prácticamente seis meses desde que había ganado la elección constitucional- sin ideas claras sobre el programa que habría de impulsar en los siguientes meses y años. Y esa ausencia lo metió en el berenjenal de la transición de gobierno. Ese que se produce con el día a día.

Ahora sabemos por las entrevistas recientes que José Alfredo Beltrán realizó para Noroeste a Gerardo Vargas, Armando Villareal y Juan Pablo Yamuni, Secretario de Gobierno, Secretario de Administración y Finanzas y titular de la Unidad de Transparencia y Rendición de Cuentas, respectivamente, que en aquellos primeras semanas la agenda estuvo marcada por el desastre que habían encontrado y la necesidad de poner en marcha la nueva administración.

Comprensible. Sin embargo, como la teoría política enseña un nuevo gobierno siempre debe tener un programa de gobierno y más cuando es producto de una coalición electoral en la matriz izquierda- derecha, sin precedente en el estado. Las definiciones programáticas son indispensables pues la gente desea saber cómo esa plataforma se traduce en políticas públicas, y más específicamente, como beneficia a su bolsillo y comunidad.

100 días
Vinieron entonces los primeros 100 días de gobierno y aun cuando se presentó el Plan Estatal de Desarrollo 2011-2016, dentro del tiempo previsto en la ley, pasó casi como el trámite de la plataforma electoral. Para muchos era un acto protocolario de un ritual burocrático. No se vio como producto de un gran acuerdo político de los partidos que formaron la coalición electoral sino un documento surgido de alguno de esos despachos privados que lo mismo edita un plan de gobierno para Sinaloa que para Guanajuato, Morelos o Veracruz. Ahí, creo, estas fuerzas coaligadas desaprovecharon una gran oportunidad de presentarse ante el país como un gobierno en movimiento que convertía una coalición electoral en coalición de gobierno. Que pacta programa e idearios diferentes. Los partidos coaligados quizá a lo sumo sugirieron algunos temas que debían ser incluidos pero nunca fue un gran acuerdo. Quizá fue el PAN el partido que logró el mayor número de pegas pero tampoco el de Malova es un plan de gobierno del PAN. Aun cuando sus colores pintan las placas de autos de Sinaloa. Entonces el Plan es un hibrido entre gerencial y político. Más cerca de esas visiones de mercado que de los reclamos de cambio social. Del cambio que votaron los sinaloenses. Y siguen esperando cuando se complica más el escenario gracias a la inseguridad, el riesgo estado, las heladas, la caída de las remesas o la huida de los cruceros.

Escopetazos al aire
En la antesala del primer informe de gobierno la coyuntura sigue marcando la pauta de las acciones de gobierno. Decía Felipe González, el exitoso ex Presidente del Gobierno de España, que todo gobierno cuando inicia debería tener cuando mucho cinco prioridades y en ellas dedicar todos sus mayores esfuerzos y recursos. Un gobierno con más prioridades, o metido en los problemas cotidianos, cómo parece estar Malova que recorre cada semana prácticamente todo el estado, lo único que manda son mensajes equivocados y dispersa los siempre recursos escasos del gobierno. Agota el gobierno.

Si las cosas son como las recomienda la experiencia de Felipe González, es decisivo lo que plantea el gobernante desde el primer día de gobierno. Vamos, durante la toma de posesión donde hay que dejar claras las prioridades. Pero no fue así. Aquel día memorable la toma de posesión fue un desastre desde el punto de vista político pues no dejo claro lo que quería y tiró escopetazos a diestra y siniestra. Se pronunció por un ajuste con el pasado para proyectar un Sinaloa de futuro, contra los corruptos que le habían dejado vacías las arcas y colas de acreedores. Poco ha pasado. Ni se ha consignado a los presuntos depredadores de la función pública ni tampoco se ve por dónde irá el estado en los próximos años.

La coyuntura sigue ganando el tiempo del gobierno. Con el agravante de que Malova en su protagonismo ocupa todo el espacio de la crítica a los desaciertos de su administración. Nada parece llegarle al resto del gabinete. Y eso habla de un tipo de gobierno muy concentrado en una persona y no el que necesitan los sinaloenses que debería ser de una constante interlocución a través de mecanismos permanentes de participación ciudadana. Sea este de un gobierno de coalición, “cuotas y cuates” o extremadamente personalizado.

El día de la toma de posesión más que plantear ideas fuerza, Malova continúo la campaña electoral ofreciendo lo mismo acciones contra la corrupción que grandes obras de infraestructura. Regidores honoríficos y apoyo a los viejitos pobres. Cuando en su nuevo papel ya no era tanto para el diagnóstico o la propaganda, si no del profesor que explica cómo hacerlo en perspectiva de futuro.

Tres problemas
Sinaloa tiene tres grandes ejes problemáticos que obliga a las grandes definiciones y a convocar a las distintas áreas de su gabinete para ofrecer en un plazo perentorio diagnósticos, estrategias, actores y presupuesto que de haberlo hecho ya tuviéramos más claro hacia dónde va este gobierno. Acerquémonos brevemente a esos ángulos estratégicos:

Sinaloa pese a que sigue siendo considerado el mayor granero del país sigue teniendo una participación que no supera el 2% del PNB y eso obligaba, y obliga, a que el gabinete económico ofreciera un diagnóstico de los distintos sectores para situarlos en perspectiva de largo plazo. Lamentablemente es poco lo que sabemos de ello. ¿Que se pretende hacer en agricultura, pesca, turismo…? La pregunta sigue sin respuesta.

En materia de seguridad nuestro estado es junto con Chihuahua, Nuevo León y Tamaulipas, los estados de mayores índices de violencia por cada cien mil habitantes y el gabinete de seguridad no ha logrado –aun cuando cuenta con cuantiosos recursos del estado y la federación- reducirlos y el miedo escala a mayores tajadas del espacio público. Incluso inhibe las inversiones y contrae o ahuyenta las existentes.

La inefectividad del gobierno por lo tanto está provocando un incremento de las bolsas de pobreza y marginación. Tanto en el medio rural como en las ciudades, con el subsecuente efecto en el incremento de la criminalidad, sobre todo entre jóvenes que nunca han tenido un primer empleo, lo que hace de ellos impunemente carne de cañón, presidio o cementerio.

Sé que no es fácil tomar el toro por los cuernos pero eso no se discute, un gobernante responsable debe asumir sus tareas sin discusión y más cuando ganó con la oferta de cambio.

Y algo de optimismo
Sin embargo, siendo optimista, hay tiempo todavía para enderezar el barco y encausarlo hacía mejores derroteros. Malova lo sabe y lo necesita. Me dice uno de sus otrora operadores en el sur que en un reciente encuentro de Malova con varios de sus compañeros se les adelantó diciendo quizá previendo reclamos les dijo “este año es el de pagó de facturas, el 2012 será diferente”. Imaginó que de ser cierto con esta defensa Malova quiso decir que el año entrante será más racional y exigente con los resultados de sus funcionarios. Quien no sirva, se va. El problema es que la política es compromiso con aliados y puede resultar más cara la medicina que la enfermedad. No obstante, el gobernador algo tiene que hacer, si es que todavía quiere descifrar lo que significa la palabra cambio, ya que los sinaloenses lo tienen claro.

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