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981 27 Enero 2012

Del  Tucom al Tuconpen
Praxedis Sánchez

S
altillo.-
¿Todos unidos contra Madrazo? ¡No ya no! Ahora nos toca alertar a todos contra otro enemigo de México; Peña Nieto. Tuconpen (Todos unidos contra Peña Nieto). No tanto por lo de sus pifias con los libros, o el salario mínimo o el valor de las tortillas, sino por el pésimo papel que hizo en el Estado de México, por los feminicidios, por lo de Atenco, por el despilfarro de los recursos del estado en su promoción personal -algo parecido a lo que hace Jericó Abramo Masso en Saltillo- por el aumento de la pobreza, por el aumento en el desempleo, por su complicidad con los dinosaurios terribles y dañinos para México que son y han sido los Carlos Salinas de Gortari, los Elbas Esther de Gordillo y demás mafias de corruptos traidores de los que está rodeado.

Pero no crean que estando en contra de Peña Nieto es para favorecer al PAN; o a Josefina Vázquez Mota, la que ha ayudado a empobrecer la educación en México, cancelando la historia, la ética, la filosofía de las escuelas, ni a favor de Ernesto Cordero, el de los salarios de 6 mil pesos, ni tampoco de Santiago Creel, el de los casinos corruptores. No. Ninguno de esos pertenecientes al partido de los fariseos hipócritas.

Necesitamos otra opción, es más, nos urge otra opción en este país; a menos que ya no nos interese vivir aquí y tengamos otra opción en otra parte del mundo: Estados Unidos y Canadá ya no son opción: ¿en dónde, entonces?

En realidad ya no tenemos otra opción más que dejar la maldita pasividad y decidirnos a hacerles pagar muy caro la traición y el bandidaje a la clase política. ¿Qué hacer? ¡Salir a la calle como uno! Y correrlos a todos de una vez por todas; a ver quién les da de comer. A que tengan que trabajar para comer por primera vez en su vida, a ponerlos del otro lado del escritorio, a ver qué sienten, la bola de bandidos que son la clase política. Pero están allí muy orondos por nuestra culpa, por nuestra grandísima culpa, por nuestra pasividad, por nuestra abstención, por nuestra complicidad, por escuchar al 90% de periodistas vendidos en el país, por no apagar la tele vendida, por aceptar todo tipo de transas como un bulto de cemento a cambio de nuestro voto, por una despensa, etcétera.

La clase política ha escrito con su comportamiento un libro virtual que contiene 10 lecciones donde explica cómo destruir a un país rico en recursos naturales, rico en recursos humanos, rico en cultura milenaria, rico en miles de kilómetros de costas junto al mar, rico en minerales de todo tipo, rico en civilizaciones precolombinas y coloniales, que son una rica mina de oro turística desaprovechada, rico en su sol para la energía solar alternativa; bueno, tiene todo lo que cualquier país desearía para convertirse en potencia, pero la clase política lo ha convertido en un país de miserables, de desempleados, de contaminación de todo tipo, de enfermos, de drogadictos; se han dedicado a expulsar mexicanos al extranjero por millones.

Lo que le falta a la clase política es escribir ese mentado libro de 10 lecciones y publicarlo para que todo mundo que quiera destruir a un país sepa cómo hacerlo; ellos lo saben muy bien. Sólo les falta el premio mundial de Guinnes. Esa es la clase política que nosotros los mexicanos toleramos. ¿Hasta cuándo?

Octavio Paz lo sabía: hasta tocar fondo. Ojalá nos decidiéramos a no tener que tocar fondo y tomar en nuestras manos a nuestro país.

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