Señores, la apertura de la temporada de candidatos a modo, del PRI y del PAN, inició con Nuevo León. Por parte del PRI, irá Rodrigo Medina por el gobierno y Abel Guerra, por Monterrey. Por el PAN, Fernando Elizondo buscará el gobierno estatal.
Con esas nominaciones se constata que desde Los Pinos se manipuló la designación panista, a pesar de las declaraciones de Germán, sobre  la democracia partidista. Por el PRI, la manipulación corrió a cargo de Beltrones, Paredes y González Parás, para imponer al joven e inexperto secretario de gobierno. Todo apunta a que se trata de arreglos en lo oscuro para regalar al PAN el gobierno del estado norteño, que en su caso es considerado como la cereza del pastel político. Dejar fuera a Guerra, son ganas de perder a toda costa. Así inicia la batalla electoral 2009, con concertacesiones, de las que el priismo saldrá debilitado en el conteo de comicios estatales. Los aspirantes de ambos partidos que se quedaron a la vera del camino, ¿que harán? ¿darán la callada por respuesta en pos de tiempos mejores?; ¿hasta allí llega la sumisión?
Para abrir el circuito electoral, qué mejor que exponer que las candidaturas de los partidos se rigen por el democrático principio del dedazo, producto de los trastupijes, en los que la peor parte corresponde al pueblo. ¿Democracia? Esas son zarandajas.
Se debe afirmar que la tónica a seguir en los procesos electorales que se llevarán a cabo en 2009, será la misma, la de arreglos de espaldas de los ciudadanos, por lo que subyace una pregunta elemental bajo la óptica de que en política no hay nada gratis; ¿a cambio de qué se darán esas avenencias?
 
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