UNA EMULSIÓN PURGANTE
Ricardo Morales Pinal
Señalaba en mi colaboración anterior que la pretendida alianza entre PAN y PRD para contender en los procesos electorales en puerta es un asunto de orden político y por lo tanto de intereses y conveniencias. Los principios ideológicos y doctrinarios ni siquiera son tomados en consideración por las dirigencias de ambos partidos, toda vez que la relación ética y política no parece estar en su agenda de pendientes.
Ante la eventualidad de la pretendida alianza Don Onésimo se destornilla de la risa; los priistas se desgarran las vestiduras; Fox pontifica; AMLO nada de muertito; Creel se lame los bigotes y los Chuchos nos quieren catequizar sobre este tema. Pero María de las Heras pone las cosas en su lugar de una manera sencilla: levanta una encuesta. Y los resultados son reveladores. El 50% de los encuestados cree que de ganar una alianza PAN-PRD no podrían trabajar juntos; un 47% está claro de que el único objetivo de una eventual alianza es solamente para ganarle al PRI sin que les importen las diferencias que han tenido. Y sobre lo mismo, aunque en otro contexto, los dirigentes de ambos partidos declaran que, efectivamente, el único objetivo es sacar al PRI del poder en los Estados en donde habrá elecciones de gobernador ya que –aseguran- la falta de alternancia durante décadas es la causa del estancamiento en esas entidades federativas, evidenciando de esta forma además de falta de originalidad, de respeto a los votantes. ¿Qué no fue el mismo argumento que se utilizó en el 2000 para manipular al electorado y salir luego con que en nueve años de PAN en la presidencia de la República se desplomaron todos los indicadores de bienestar y seguridad para la absoluta mayoría de los mexicanos y hoy, bajo el gobierno panista, vivimos prácticamente en estado de sitio con el ejército en las calles y la corrupción gubernamental en grado superlativo, a más de un incremento en los índices de desempleo y de pobreza extrema.
En estas circunstancias y con estos precedentes ¿quién le garantiza al electorado que al salir el PRI del gobierno en esos estados ahora sí entre el PAN y el PRD los encausarán, como dicen sus dirigentes, por la senda del desarrollo (quiera esto decir cualquier cosa)? AL menos un 50% cree que no será así; aunque si principios y fundamentos ideológicos no les importan, ¿cree usted que esto les importe?
Al menos Chucho Ortega está convencido que si alguien está por encima del ciudadano común es él; es decir si alguien entiende y sabe lo que el ciudadano común necesita ese es él ya que las “aguas tranquilas” en las que el ciudadano común vive seguramente no le permiten entender la complejidad de la política. (Entrevista a Rodolfo Montes de Milenio.)
Y cínico, Creel afirma: “deseamos cumplir un programa de gobierno, uno que pueda cerrarle el paso a las prácticas del pasado”. Y nosotros preguntamos qué tan lejos o qué tan cerca está ese pasado. Porque al día de hoy ya no basta con hablar de los setenta años de priismo para referirse a la decadencia de la política institucional; me parece que el periodo hay que extenderlo otros nueve años pues la diferencia en los métodos de gobierno prometida en el 2000 no solamente no llegó sino que se profundizaron los aspectos más negativos de ese pasado priista.
Así pues nos damos cuenta que, efectivamente, el agua y el aceite sí se mezclan, pero no de forma homogénea como corresponde a una mezcla verdadera, sino en una emulsión purgante que ha hecho volver las tripas a medio mundo.
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