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¿POR QUÉ DEBEMOS HACER OTRA REVOLUCIÓN?
Juan Jesús Pardo Flores

A continuación se desglosa una serie de razones prácticas, escatológicas, que ayuden a quien aun dude de la fuerza de la esperanza, de la revolución, de un mundo que está por venir.

Acerca de los patrones, el trabajo, los trabajadores y los sindicatos, las leyes laborales
Porque los cacicazgos no han terminado.  Cada vez más se evidencia que el dinero, el poder, la tierra, las empresas, las materias primas,  los requisitos de empleo, los salarios, el lugar donde vivimos, etc. son decididos por los nuevos amos del país y del mundo. Muchos ricos explotadores y expoliadores son extranjeros; ellos  son  dueños de intereses económicos en México. Hoy se nos oculta la identidad del nuevo amo, del nuevo patrón. Hoy las huelgas de los trabajadores no afectan casi nada al patrón, ellos tienen otras empresas, en otros países, ya las huelgas no paran la producción, ni la acumulación de riqueza de los amos.

Porque el empleo no se decide por méritos propios o esfuerzos individuales, escolaridad o habilidades y competencias demostradas, sino por “palancas”, por influencias, por favor o pago de favor recibido. Siendo así la forma en que se consigue el empleo  en este país… podemos deducir que se reproduce y perfecciona una manera política de control, de disciplina, de sumisión y de subordinación de los trabajadores. Ellos son forzados a obedecer ciegamente a sus empleadores o representantes de los patrones, deben pagar de la manera que pida el patrón o intermediario (muchas veces ayudando en campañas políticas, en dar apoyo a “líderes charros” –vendidos y traidores de los derechos de los trabajadores-, actuando como cuerpos de represión o disuasión de cualquier disidencia o trabajador que exija o reclame lo justo, lo que por derecho le corresponde, votando a políticos bajo línea de que x, y, o z “es el bueno” etc.; todo ello sin considerar que los trabajadores sobre-viven en ambientes laborales donde los más elementales derechos humanos están suprimidos de hecho, o son negados por los patrones a sus trabajadores.

Porque los sindicatos son corporativos y clientelares, no defienden ni luchan a favor del trabajador. La política en este país es hacer que los trabajadores por sistema, por miedo a su exclusión y rechazo laboral, por consigna política, etc. son obligados por sus líderes sindicales a votar –hacer campaña a favor, proselitismo, trampas y cualquier tipo de fraude electoral- por partidos, políticos y personajes en particular. La mayoría de los trabajadores sindicalizados son manipulados por los partidos en el poder, o simplemente tienen sindicatos a favor del patrón y hemos llegado al descaro que es el patrón quien le “sugiere” por quién y cómo votar en las elecciones locales, estatales o presidenciales. La mayoría de los líderes sindicales amafiados con/por el sistema reciben posiciones políticas, privilegios, canonjías, etc. Ellos sostienen un sistema corrupto laboral, de topes salariales, de desmovilización de los trabajadores, de desorganización y carencia de conciencia de su papel histórico.

Porque las leyes laborales, ecológicas, fiscales, etc. se dictan y aplican en contra de la salud, economía y bienestar del trabajador. Como  los sindicatos corporativos con partidos y gobiernos en el Gobierno postulan a sus líderes para ocupar posiciones en las cámaras legislativas, ellos apoyan reformas y cambios a las leyes, que en los hechos resultan perniciosas para los trabajadores. En este sentido los trabajadores y pueblo en general sufre las acciones y decisiones de los patrones, de “líderes charros” y de políticos gobernando en turno, que en contubernio, están en contra de mejorar las condiciones de vida de los trabajadores, aunque se exhiban como benefactores y otorgadores de migajas sociales que contienen o aplazan el descontento social.

Podemos decir que es necesario hacer una tercera revolución social porque el pueblo no decide quién debe gobernar este país, porque los trabajadores no deciden quien los dirija sindicalmente, porque el desempleo, la pobreza, la marginación y exclusión son el signo dominante de los últimos gobiernos de México, porque dicha situación ha provocado una amplia concentración de la riqueza  en pocas manos y se ha universalizado la pobreza.

Podemos decir que la revolución es necesaria, ya este modo de vida que campea en México y que se caracteriza por ser un modo donde domina la impunidad, la corrupción, la inseguridad, el privilegio, la ilegalidad, etc. penetran y dominan todo. El pueblo, la gente que sobre-vive de trabajos eventuales o precarios, la que no tiene palancas, quien no puede corromper, etc. es la “sufre” los impactos de este modo de vida. Por ello una siguiente revolución es ineludible. Sigue siendo esperanza de un mundo mejor para los pueblos oprimidos y explotados, ahora, excluidos del mundo.

juanpardoflores@yahoo.com.mx

 

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