Tania Libertad: Esa bruja encantadora

Ricardo Morales Pinal

Su presencia es subyugante. El cabello en cascada ondulada se derrama en el escenario desde sus hombros femeninos, ocultos bajo el vestido de un azul que rima con la noche primaveral del pueblo mágico de Santiago. Las maravillosas montañas de nuestra sierra madre recogen los ecos del concierto para una sola voz que parece haber sido compuesto para el mundo, pero inventado para ella. Sin embargo, su entrada al escenario muy peruano al ritmo de negros nos remonta a nuestros orígenes raciales, enterrados bajo el alud de apellidos europeos heredados como carta de propiedad que nos han llevado al desconocimiento de nuestras raíces étnicas.

Por supuesto esperamos que cante a José Alfredo y a Serrat pero ella no pierde el paso de lavandera para seguir bailando a ritmo de negros y eso hace –y ella lo sabe bien- que vayamos quedando envueltos en la magia de su voz y de su risa que nos prodiga a manos llenas. Enseguida y junto con ella le damos gracias a la vida que nos ha dado tanto en ese exorcismo obligado de Violeta Parra y para que no haya duda desliza su postura frente a los dictadores: “cuando decía –nos dice -`cuando miro al bueno tan lejos del malo` me acordé de la gobernadora de Arizona”. Pero no nos va a dejar ir y regresa al hechizo a ritmo jarocho con esa bruja que vuela como a las dos de la mañana sin perder el paso de lavandera a pesar de que ahora el ritmo es veracruzano con lo que me convenzo de que Tania será genio y figura….Y desfilarán en el recuerdo que nos traerá con su canto y su encanto, Mercedes Sosa, José Alfredo Jiménez, Alvaro Carrillo (“San Alvaro Carrillo” le dice ella) mientras en flashazos se hace presente el cuarteto de Liverpool desde lo alto del escenario de esa atractiva y también mágica plaza cuyo nombre nos recuerda el festival de rock en Woodstock aquel lejano 1969, año en que, curiosamente, Saint-Preux compuso el concierto para una sola voz.

Pero son casi las dos de la mañana y la bruja nos libera del hechizo para  dejarnos en el desamparo de la carretera que nos recuerda que en cualquier momento puede aparecer el retén maldito que nos ha hecho perder el sueño. Pero estar con esta bruja encantadora no lo van a impedir los generales.

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