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EL DILUVIO QUE VIENE
Ricardo Díaz Vázquez
Incendiaria fue la noticia que recibieron los cineastas cuando les dijeron que dentro de “La reducción por la crisis” se les recortaría un 46% al presupuesto para el 2010 con respecto al 2009. La mejor acción de defensa fue hacerlo del conocimiento público, porque escrito está que nuestros políticos responden al más primario de los condicionamientos que se aplican con otras especies domésticas, “los periodicazos”, con un aire de perdonavidas posteriormente se les anunció que el presupuesto permanecería igual al de este año, el tiempo dirá si esto fue cierto o si se “etiquetó” una parte para usos exclusivos conmemorativos del Centenario y Bicentenario.
Todas las instituciones oficiales culturales y aquellos organismos sociales que reciben apoyo federal ya fueron avisados que habrá recortes, a los que mejor les irá será sólo un 10% menos, pero estos recursos no serán destinados para la lucha contra la pobreza o el ahorro, sino canalizados para los festejos de las centenarias gestas.
Aquí en nuestra República del Cabrito hace dos años ya vivimos una versión de esto cuando la ya hoy anterior administración estatal canalizó todo lo disponible para el Forum Universal de las Culturas, a tal grado llegó el apriete, durante el evento se suspendió toda expedición de cheques por parte de Conarte para pago de proveedores, becas, apoyos y hasta los pagos de servicios, quienes llegaban a cobrar a la ventanilla en el Teatro de la Ciudad, se regresaron en blanco literalmente, de nada valieron protestas o reclamos, simplemente no hay, vengan después, todo se canalizó para el Forum, lentamente se restablecieron los flujos, pero el tono de “Sequedad” se conservó.
Por cierto ya que recodamos ese evento, ¿Qué destino final tuvieron los espacios que se acondicionaron ex profeso dentro de las instalaciones del Parque Fundidora para efectos de presentaciones artísticas?, hubo edificios que se modificaron en sus interiores para tener escenarios, camerinos, áreas de costura y arreglo de vestuarios entre otras facilidades. Supuestamente al terminar el evento motivo de esas transformaciones, se buscarían los mecanismos para que quienes desempeñan localmente actividades similares, los recibieran en forma de préstamos, comodatos o asignaciones para que siguieran cumpliendo funciones de promoción y desarrollo artístico cultural. Quisiera que alguien me diera la buena noticia de que así fue, pero creo que desde que se pusieron los candados al termino del evento para el que fueron acondicionados, el único destino que han tenido ha sido olvido y deterioro, como dirían en mi rancho: “No sirven ni a Dios, ni al diablo”. Qué tristeza.
diazvazquez@gmail.com
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