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29 septiembre 2010
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Retratarse cada 10 años
Juan Alanís Tamez

Una inusual propuesta se aceptó por parte de los quince amigos que concurrieron el 4 de octubre de 1970, al Club Recreativo El Porvenir, mejor conocido como La Liga. Ahí se pactó tomarse una fotografía en ese momento en que se festejaba el santo del señor Francisco Pruneda Alanís, (ex–alcalde) y se acordó por unanimidad, volverse a reunir para retratarse, ubicados en el mismo sitio de la primera fotografía, pero hasta que pasara una década; por cierto, ese fue uno de los temas comentados en tal sesión: “Las décadas”.

Yo era un adulto joven, de tan sólo 20 años de edad, que trabajaba en ese club, atendiendo a los socios e invitados en el bar, y con lo que ganaba me ayudaba a costear mi carrera de arquitecto en la UANL, ya que mi padre había fallecido cuatro años antes; además, el club estaba a tres casas de mi domicilio y los socios e invitados eran todos conocidos, familiares o amigos.

Aquella tarde de reunión en 1970 se convertiría al paso del tiempo en histórica, y como nadie cargaba una cámara y los teléfonos celulares aún no aparecían entre el público (pues sólo eran parte de las películas futuristas, del Super agente 86, o  las de El Santo y Blue Demon) me mandaron a buscar al fotógrafo Gustavo Fernández, cuyo estudio se ubica a unas cuatro cuadras de La Liga, en El Cercado, Santiago, Nuevo León.

Una vez tomada la fotografía, había que esperar algunos días, para que junto a otros rollos, se llevaran a revelar a la capital del estado, es decir, a Monterrey; y esperar otros días para su retorno con las fotografías ya impresas. ¿Y por qué no esperar unos días, si acordaron esperar diez años, para volver a retratarse todos los sobrevivientes? Como yo era el más joven de los testigos presentes, me encomendaron volver a citarlos, es decir, organizar el siguiente encuentro y los subsecuentes.

Lo tomé muy a pecho (o me adjudiqué ese compromiso honorífico), el caso es que aunque yo no aparezco en la fotografía acompañando al grupo, por estar atendiendo atrás de la barra, sí me propuse aceptar el reto que se repitiera cada 10 años. Una vez que se reveló la fotografía, me hice de una copia que mandé amplificar. Cabe destacar que entre los retratados estaban: un tío abuelo (Francisco Tamez Martínez), un tío (Manuel Tamez Saldívar), un hermano (José Manuel Alanís Tamez) y un primo (José Luis Flores Tamez).

Los demás eran amigos y vecinos, todos bien reconocidos, comenzando por el ex-alcalde Francisco Pruneda Alanís, dos de los integrantes del Trío “Los Machetes”, Arnulfo y Luis Moreno Leal, hijos de uno de los fundadores de Los Montañeses del Álamo, Wenceslao Moreno; también estaba uno de los mejores amigos de papá, Manuel Cavazos González, el comerciante ferretero Raúl Vega Silva, Mario Almaguer (un buen maestro de ceremonias), el obrero textil Cornelio Tello, los empleados de la fábrica El Porvenir, Zeferino Rodríguez y José Daniel Rodríguez Tamez; el trabajador Carlos Barbosa, y el promotor de Ligas Pequeñas, Gilberto Contreras.

Así, diez años después, en 1980, convoqué a los sobrevivientes. De los quince habían fallecido tres, José Daniel Rodríguez Tamez, Zeferino Rodríguez y Gilberto Contreras. Se ubicaron las mesas y las 15 sillas en el mismo sitio, pues el acuerdo era conservar una silla vacía por cada uno de los fallecidos. Aquello fue una fiesta, nadie incumplió, todos celebraron la  segunda reunión y se renovó el compromiso de volverse a juntar. Alguien comentó que debido a que el grupo se redujo en una quinta parte, proponía hacerlo cada cinco años, pero el consenso fue muy claro, seguir con el primer acuerdo de retratarse cada diez años.

Llegó 1990, volví a intentar cumplir con mi encomienda de reunir a los sobrevivientes, que ya para entonces otra quinta parte había fallecido también; ellos eran: Francisco Tamez, Cornelio Tello y Francisco Pruneda, es decir, de los doce tan sólo quedaban nueve, por lo que se valoró nuevamente volver a reunirse en cinco años más; se dividieron las opiniones, pero finalmente siguió prevaleciendo repetir la fotografía cada diez años, como se había consensado con los quince amigos del grupo original. Ese año de 1990, mi primo José Luis Flores Tamez tenía en el hospital enferma a su mamá, por lo que yo lo suplí en la foto. Pasó el tiempo y en el año 2000, nuevamente me di a la tarea de reunirlos. Ahora el que no pudo asistir fue Carlos Barbosa, por motivos de trabajo, por lo que tuve que sustituirlo. En cada década anterior habían muerto tres, pero en esta última, los fallecidos llegaron a cuatro; ellos fueron: Raúl Vega, Arnulfo Moreno, Mario Almaguer y Manuel Cavazos. Así, de 15 asistentes en 1970, quedaron 12 en 1980, 9 en 1990 y 5 en el 2000. Llegado el 2010, a 40 años de distancia, el número de sobrevivientes sigue siendo de 5  y ello son: Luis Moreno, Manuel Tamez, José Luis Flores, José Manuel Alanís y Carlos Barbosa, en la quinta fotografía.

 

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