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FETICHES
Ricardo Díaz Vázquez

Con relación a mi publicación anterior, donde hacía referencia a quienes gustan de ponerse el sombrero de intelectuales, un conocido que lo leyó e hizo el favor de contactarme, me comentó: “en México el hábito sí hace al monje, somos un país de fetiches”; yo le respondí, somos nosotros quienes les damos el título o grado a los que se ostentan como tal o cual cosa. La razón la desconozco, serán reflejos de sentimientos de inferioridad o que en nuestra cultura somos afectos a apantallar con “el charolazo” en alusión a la época cuando las identificaciones de las dependencias oficiales eran metálicas y de gran tamaño (comparado al actual) y al enseñarlas brillaban como charolas y “apantallaban”, porque no cualquiera portaba una de ésas. A lo largo de los días seguí pensando en el comentario. Para evitar confusiones y entender sin distorsión, busqué la definición de fetiche:
M. Objeto material, de culto supersticioso en algunos pueblos, que es venerado como un ídolo. Cualquier objeto que se cree que trae suerte.
A mi mente llegaron como tsunami los recuerdos de tantas personas que quieren aparentar lo que no son con el propósito de buscar privilegios o trato diferenciado: un maestro de posgrado decía en privado que sólo seguía escribiendo en la sección de negocios de cierto periódico porque gracias a eso sus clientes le concedían un grado autoridad en su campo; el arquitecto que comentó haberle construido un estudio a un político local y que después éste le ordenó que comprara varias enciclopedias y libros de pasta dura  para que cuando recibiera personas en ese lugar creyeran que era muy culto; los ejecutivos que compran la laptop de moda, aunque sólo saben prenderla y así la tienen mientras reciben personas; el que se dice artista de cualquier campo y que ello sea suficiente justificación para que alguien le pague la borrachera.
Tarde o temprano sale a la luz la esencia particular positiva o negativa. Me he propuesto identificar mis fetiches culturales, sociales, existenciales y dejar de rendirles culto. En cuanto a lo que comúnmente entendemos como fetichismo, ese es otro campo, el cual prefiero dejar intacto.

diaz.vazquez@gmail.com

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