PAZ: LIOSO, INCLUSO MUERTO.
Jaime Velázquez
Muy activo para algunos asuntos, como la promoción incansable de su figura, como su apoyo a Luis Echeverría en los años setenta, como su alianza con el PAN en los años ochenta, como su rompimiento con Carlos Fuentes, su pupilo, Octavio Paz decidió no intervenir en casos que alteraran sus planes, como ocurrió con sus decisiones familiares u otras, como el cambio de la asociación civil que auspiciaba la revista político-literaria Vuelta. Al cambiar a sociedad anónima, los escritores amigos de Paz perdieron importancia en las decisiones y en la liquidación de la misma, tras la muerte del poeta empresario. Este movimiento favoreció al promotor del cambio, Enrique Krauze, quien obtuvo alrededor del treinta por ciento de dicha sociedad, en la que había agregado a un ejecutivo de un banco de Estados Unidos, con la aquiescencia de su patrón.
Ante el artículo de Columba Vértiz publicado en Proceso y la carta de Lilian Vérine Péters, dada a conocer en el mismo semanario, donde nos enteramos de la situación que vive la “hija de dos pilares de la cultura mexicana”, Helena Paz Garro, propongo que los escritores de México apoyemos la apertura de una cuenta bancaria que ayude a la manutención de Helena Paz, de setenta años de edad, y que hagamos un boicot contra las obras de su padre: que nadie lea ni recomiende los libros de este personaje, que fue abogado y diplomático, por su conducta moralmente reprobable al no prever el futuro que viviría su hija, al quedarse sin padres, sin marido y sin hijos ni, al parecer, parientes que se hicieran cargo de ella. Sostengo que la mayoría de edad de los hijos no opera como un divorcio del padre o de la madre hacia ellos, sobre todo en ciertos casos, como pueden ser la invalidez para el trabajo y la soltería.
Respecto a las regalías por las ventas de los libros de Elena Garro, debemos hacer un llamado a la SOGEM para que ayuden a Helena Paz en la administración de su legado y de la promoción y venta de la primera parte de su propio libro de memorias, ya que no puede hacerlo ella misma. Y, como dice Vérine Péters, debemos vigilar e impedir que “algún vival meta mano”.
jaimeva1@hotmail.com
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