Este es un texto de desagravio. Como docente que soy no puedo permitir los sistemáticos ataques de la prensa conservadora, de los dizque izquierdosos que nunca se ponen de acuerdo y de las revistas con exagerado respeto al análisis político, quienes vituperan y maldicen a la presidenta vitalicia del SNTE, la profesora Elba Esther Gordillo. Ya basta, señores, depongan las armas de la insidia y el rencor y dejen que la “maestra” haga con el millón de afiliados al SNTE lo que le venga en gana.  
Qué les importa si comprometió la fuerza política del PRI en beneficio de la alternancia; en qué les afecta que los más sofisticados mecanismos de la trampería institucional se activen al servicio de los pilares de la “democracia” moderna en México. La profesora se puede operar cuantas veces quiera las bubis, hacerse liposucción, vaginoplastia o restirarse la cara; comprarse los vestidos más caros. O qué esperaban, que por ser indígena chiapaneca debe vestirse como Xóchitl Gálvez o como la tlaxcalteca Beatriz Paredes. Por eso estudió, para cambiar y ser diferente. Ella, por supuesto.  
La educación siempre ha sido un desastre a la que no hay que moverle mucho. Allí no hay que cambiar nada, nomás que se hagan alianzas y se cacaraqueen acuerdos que no tienen operatividad. Ya sabemos que no estudió en la Normal, pero qué importa, además las normales siempre han sido un semillero de corruptos y grillos disciplinados a los que les vale un cuerno la educación. Si ella decide cerrarlas y convertirlas en escuelas de hotelería nadie le rezongará. Preocupante si lo deciden otras instancias. 
La “maestra” es mucha pieza y a la Vázquez Mota se la pasa por donde Joaquín Sabina conoció el pecado (bajo la falda de alguna), así que déjenme tranquila a nuestra Elba, quien es una garantía de paz social, o quieren que les alborote el mosquero de profes. La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) no hace verano con sus cirquitos en Morelos y Oaxaca, dejen que la “Chucky”, como suelen ustedes llamarla, suelte a los SNTEistas para que vean cómo arde en llamaradas el cuerno de la abundancia. 
Ya no la critiquen, si no lo hacemos nosotros los profes, cómo vamos a aceptar que a nuestra lidereza le pongan la letra escarlata encima, mis queridos detractores. Ella es así y así la queremos en el SNTE. Óiganlo bien, dejen en paz a la “maestra”. Tiene millones de pesos y claro que no lo sacó de su salario, es estúpido creer eso, sobre todo si el gobierno paga una miseria por plaza. Elba tiene categoría “E” en carrera magisterial, sin necesidad de haber presentado un solo examen porque se las sabe de todas, todas; cuenta con plaza de tiempo completo, pero como nosotros reconocemos su esfuerzo, le pasamos una pensión extra de nuestras aportaciones al SNTE para gastos de representación, además de los bonos que le otorga Calderón para que no arme la gallera. Todo mundo lo sabe. Ya sé que aún así no se alcanza a justificar el derroche de sus gastos, sus propiedades, lujos y viajes al extranjero, pero pues, ultimadamente qué les importa, mientras no sea robada esa lana, ustedes no la hagan de tos. 
Y si les cala que haya regalado Hummers a los secretarios generales de cada una de las secciones del SNTE en el país, váyanle bajando, envidiosos, valoren su generosidad, por qué mejor no se unen y en lugar de que sea presidenta del SNTE le echan la mano y la convertimos en presidenta de la república; a lo mejor entonces cada alcalde alcanza uno de estos vehículos. Se imaginan a Madedito en su Hummer cododada. ¡Ah!, cómo son gorrosos, ahora le echan tierra a la pobre “maestra” porque mandó a una bola de profes a San Diego, California, para que estudiaran inglés. Quién los entiende. Pues qué, no es una prueba más de su preocupación porque los maestros y los secretarios generales de las secciones se superen y no anden haciendo el ridículo en la pronunciación de la lengua de Shakespeare.  
¿Es costoso el curso?, ya sabemos, pero es una garantía de que será efectivo para los fines por los que fueron enviados. Se pudo haber pagado el curso en México, pero comprendan que no es igual el inglés de San Diego al que pueda ofrecer la UNAM, el tequito o el de la Ibero, el acento totonaca o chilango despersonalizaría la pronunciación. Y la maestra estaba preocupada porque los maestros pudieran pronunciar correctamente la palabra Hummer. Unos batallaron menos que otros, dicen que la secretaria general de Coahuila tuvo que ir y venir varias veces a San Diego porque en ese curso el español estuvo a punto de olvidarlo y tenía que volver a su tierra para no quedarse muda. Se comprenderá entonces el porqué cuando habla del vehículo que le regaló Elba deletrea pausadamente JJJJ-o-m-e-r y ahora tendrá que estudiar en el Ateneo de Saltillo otro curso de inglés que la haga superar el básico que logró en San Diego. El dirigente de la sección 21 de Nuevo León no batalló, su raigambre linarense (tierra de pasaporteados) le permitió no complicarse la vida en la pronunciación de su flamante vehículo.  
El profesor Juan Antonio, alias el Brujo, no se complica y a la Hummer la llama “la troca” y sanseacabó. Quedó claro, entonces, la “maestra” pagó el curso de inglés en San Diego para que sus profes aprendieran a decir Jomer y no Júmer; y ya párenle, ése es un verdadero apoyo a la superación personal y se agradece.
Guillermo Berrones

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